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San Martín, un hombre virtuoso


El prócer argentino tuvo un papel crucial en la independencia de los países en el cono sur de Sudamérica

Por Josefina Padilla

Esbozar en palabras la dimensión moral y espiritual de un patriota argentino como San Martín no es algo simple. Como protagonista vital de la emancipación americana, el llamado “Santo de la Espada” se destacó por el carácter moral de sus acciones, el desinterés por los valores materiales, la lealtad y entrega total a la causa que lo forjó como héroe.

Nacido un 25 de febrero de 1778 en Yapeyú, Misiones, Argentina; San Martín se reveló desde niño como un alumno destacado. Se formó en el Seminario de Nobles de Madrid y en su carrera militar se destacó por su valor en las batallas, obtuvo así rápidos ascensos en acciones de guerra.

Siendo muy joven aún, hizo suyos los principios de la masonería, que promueve las virtudes del ser humano y la fraternidad universal mediante el altruismo y la verdad.

Apenas llegado a Buenos Aires (en compañía de jóvenes tan notables como Carlos de Alvear) San Martín fue presentado ante las principales familias de la ciudad. Conoció así a Don Antonio de Escalada y sus hijas, María de las Nieves y María de los Remedios, donde alternó como un hombre de mundo, pues a pesar de que la vida militar endurece las manera de ser, él era afable, cortés, y hasta sabía bailar.

Conocía a los hombres, no pedía más de lo que podían dar; era sobrio en el comer y en el vestir, seguro en sus opiniones, no se engreía en el éxito, ni se quejaba en la derrota. Buen esgrimista, buen jinete, buen trabajador.

Cinco meses después de haber llegado al país, San Martín solicitó la reglamentaria licencia militar para contraer enlace con Remedios. La boda se realizó el 12 de septiembre de 1812 en la Catedral.

Las damas de la sociedad, inspiradas por Remedios, donaron dinero para comprar fusiles; asimismo los hombres del gobierno y del patriciado, hicieron todos una importante suscripción para la compra de caballos del Regimiento de Granaderos a caballo, que sería la base de sus ejércitos libertadores. La Logia Lautaro sería el resorte político de su gran empresa y Remedios será la madre de su única hija, quien sería su consuelo en el destierro final.

Hay una Ley universal que siempre se cumple: “el que no pierde, no gana, para ganar, hay que perder”.

¿Qué perdió San Martín? Renunció a los honores, sueldos, ascensos, regalos, al poder político, a la lujuria, etc. Soportó enfermedades y calumnias con gran tolerancia.

¿Qué ganó? a cambio ganó la batalla más difícil, la de vencerse a sí mismo y ser humilde, bondadoso, magnánimo, cuando tenía todo a sus pies para ser lo contrario.

Ganó el respeto, la admiración de quienes lo trataron y de las generaciones posteriores y la gloria eterna a raíz de las hazañas —como el Cruce de los Andes, y la liberación de dos países con muy pocas batallas. Sólo los santos y los hombres con un corazón puro, son capaces de lograr esos resultados extraordinarios.

Fuente: La Gran Época

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