“A L:. G:. D:. G:. A:. D:. U:.”
“LA LUZ DE UN MASÓN”
Privado de Libertad,
en reflexiones profanas,
vi del mundo la maldad
y de la vida... cosas vanas.
Osamentas y un reloj
el tiempo final marcaban,
una llama se apagó,
y mis venas palpitaban.
Fría venda oscureció
de mis ojos la mirada,
y una soga bien atada,
a mi cuello se afianzó.
Una misteriosa mano
mis sandalias retiró,
la mitad del cuerpo humano
de sus ropas despojó.
Oscuridad tan intensa
pocas veces yo sentí,
y en profano mundo, inmersa,
a mi alma descubrí,
que ansiosa por nueva vida,
de otra senda caminar,
una inquietud escondida
iba pronto a realizar.
Una espada fulminante
se clavó en mi corazón,
me dijo “Sois caminante
en busca de la razón”.
El bullicio mundanal
de origen desconocido,
la violencia del metal,
el camino interrumpido,
la llama de fuego ardiente
y la pregunta ¿Quién va?
provocaron en mi mente
buscar pronto la verdad.
Me senté en la Piedra Bruta,
mil preguntas respondí,
el temor que siempre inmuta,
no se apoderó de mi,
porque estaba convencido
de encontrar la solución,
de aquel sueño concebido
que tenía mi corazón.
Mi mano, limpia quedó,
en el Mar de Bronce ungida,
y un Juramento selló,
la promesa de mi vida,
de ser un hombre de bien
y no faltar a mi honor,
al mundo darle mi amor,
y a mis Hermanos también.
El trago amargo bebí,
apurado hasta las heces,
representando las mieses
que en el mundo yo viví,
con el deseo sublime
de no volver a beber,
la amargura que deprime
lo más lindo de mi ser.
Entre Columnas parado
a mis oídos llegó,
aquel mensaje esperado
que mi vida iluminó:
¡Hágase la Luz! Dios dijo,
y así, mis ojos se abrieron,
al instante descubrieron
la belleza de vivir,
ya por siempre iluminado
con una Luz cenital,
en mi Logia proclamado,
como esta Luz no hay igual.
Masonería en mi vida
es un nuevo amanecer,
la Luz por mi recibida
es la Fuerza de mi ser.
Roberto Sempé Cuevas. M:.M:.
