Es en sí ésta la primera y más clara enseñanza de las del tercer grado: la confianza en la fidelidad y el honor. Cuando la Orden la enseña no hace sino repetir lo que se sabía desde tiempo inmemorial, lo que ya sabían los hombres más sabios y prudentes.
Puede afirmarse que el lema del maestro masón consiste en ser <<fiel hasta la muerte>>. Si este lema fuese la tónica de la vida, la masonería prestaría un gran servicio a todos los hombres y su nombre debería ser glorificado de generación en generación.
Si cada maestro masón cumpliese su juramento sin evasivas ni reservas mentales de ninguna clase, y prefiriese morir antes que calumniar el buen nombre de un hermano o dejar de mantener en todo instante el honor fraternal, como si fuese el propio, entonces existiría la fraternidad capaz de concluir el templo, casi en el horizonte de la visión terrenal que posee el ser humano.
Este ideal de fidelidad entre los maestros masones elevaría a la humanidad hasta el nivel tan elevado de benevolencia que no solamente dejarían los hombres de hacerse daño unos a otros, sino que se consideraría pecado mortal permanecer inactivo ante una obra de misericordia.
Esto significan realmente los siete pasos de perfección del maestro masón.
Los instrumentos de trabajo del tercer grado son apropiados a un plano de trabajo muy superior a los de los grados precedentes. Sin embargo, los útiles de trabajo del maestro masón son mucho más limitados que los del aprendiz, puesto que son esencialmente libres y flexibles y le dan amplio campo para ejercitar su iniciativa y su poder creativo e imaginativo.
Estos instrumentos de trabajo son: la cuerda; el lápiz; y el compás. La cuerda es un instrumento que gira sobre el centro de un alfiler.
La flexibilidad y libertad de movimientos de estos tres instrumentos caracterizan el papel del maestro masón contrastando marcadamente con la comparativa rigidez de los útiles correspondientes a los grados inferiores, sobre todo con los del segundo grado.
Por tanto, el maestro masón goza de plena libertad y sus límites son los que el mismo establece, siempre que se hallen en armonía con los planes del Gran Arquitecto.
La Cuerda
Con su cuerda traza el plano de la base de la proyectada estructura. La cuerda es completamente flexible, por lo que el maestro masón puede colocarla en la dirección que juzgue más conveniente o, de acuerdo con sus gustos.
Sin embargo, en cuanto a la línea ha sido trazada, se establece un límite que ha de ser obedecido tan fielmente como los dictados de la escuadra,
el nivel y la plomada; más antes de hacer esto, el maestro masón tiene amplio margen para escoger donde ha de colocar su línea, respetando la orientación y los demás factores en que se basa la elección del solar de las edificaciones.
El Lápiz
El lápiz, o segundo instrumento, representa la apoteosis de la libertad, puesto que gracias a él puede crear el maestro masón cuantos proyectos quiera. Su único cuidado consistirá en que su dibujo se adecué al objeto a que quiere dedicar el edificio, y que esté en armonía con las leyes de la mecánica para que la estructura sea fuerte y estable, además de bien proporcionada y bella.
El Compás
El compás, que es el tercer instrumento, es quizás el más maravilloso de todos los símbolos de la masonería, ya que posee numerosas y variadas significaciones simbólicas. De modo que es libre respecto en base a que la distancia entre sus puntas puede ajustarse al deseo del maestro; aunque una vez determinada dicha distancia, es tan rígido y fijo como cualquier otro instrumento de precisión. Sus dos puntas pueden servir para medir la longitud de una línea recta y para trazar una curva o una circunferencia. Y en la unión de sus dos brazos se disimula el centro invisible en cuyo entorno giran todas las cosas.
Por esto se observa que este instrumento es un hermoso equivalente geométrico y mecánico de esa facultad que existe entre dos fenómenos o hechos cualesquiera, sin tener que trazar paso a paso la conexión causal existente entre ellos, o medir el terreno que los separa.
Por consiguiente, el conjunto de esos instrumentos masónicos del tercer grado forman series secuenciales que proporcionan al masón un conjunto completo de instrumentos de dibujo y de útiles de trabajo.
PIERRE FONTRINE