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LA PERSONALIDAD PSICOPATICA


Por Máximo E. Calderón


Luego de descubrir recientemente las características psicopáticas de una persona conocida, a quien me costaba encasillar y comprender sus conductas, decidí exponer aquí estas características, ya que es un tema harto conocido por mí y recordar a mis lectores que un psicópata no es necesariamente un asesino serial ni nada parecido, sino que la psicopatía tiene varias escalas, y la gran mayoría de los psicópatas no llegan nunca a semejantes crímenes sino que desarrollan una vida cuasi normal, sin dejar de salir jamás de las conductas que los caracterizan.


Antiguamente se creía que solo había psicópatas varones, pero hoy la ciencia ha comprobado que no existe una predominancia de géneros en este tema, y si bien los casos de psicópatas extremos están encabezados por varones, las mujeres llevan la punta en los casos más leves, sobre todo aquellas que han sufrido abusos en su infancia. También sabemos que en ciertos cuerpos policiales de elite, centrales de espionaje, y grupos de choque terroristas o anti-terroristas, se sostienen técnicas específicas de manipulación y lavado de cerebro, para convertir en psicópatas a sus miembros o exacerbar ciertas conductas psicopáticas. Muchos grupos terroristas tuvieron y tienen como ritual “iniciático” el que sus miembros asesinen o torturen a ciertas personas bajo condiciones especiales, con el supuesto objetivo de mostrar fidelidad. Esta técnica ha sido utilizada en Argentina tanto por el Terrorismo de Estado como por el terrorismo subversivo, y es utilizada actualmente por los cuerpos de choque de la CIA, la fuerza táctica SEAL de Estados Unidos, el BOPE de Brasil, el Mossad de Israel, y los fundamentalistas islámicos. Inclusive en la provincia de Córdoba, el escuadrón táctico de la policía tiene una técnica en la cual sus miembros deben asesinar a un perro que los acompañó, y que fue su amigo durante un largo período de supervivencia.


Los conceptos vertidos a continuación, provienen investigaciones de distinguidos estudiosos del tema de la psicopatía, como Hugo Marietán, Víctor Navarrete Acosta, y Eugenio Ramírez Amador.


Un psicópata sufre y hace sufrir a la sociedad. Para el psicópata su situación es producida por otros, y por lo tanto en su lógica de pensamiento le parece justo que paguen por eso. Es una personalidad que fue desarrollada, y en ese desarrollo tuvo que ver la familia, el ambiente y la sociedad. Puede haber una predisposición genética, pero a diferencia del psicótico, el psicópata no nace sino que se hace. Un conocido ejemplo cinematográfico es el de Hannibal Lecter, quien se convierte en psicópata luego de que unos soldados durante la guerra se devoraron a su pequeña hermanita.


Son personas a quienes generalmente la anticipación del peligro y el miedo no los inhibe a actuar. A la vez muestran poca ansiedad y tienen más tolerancia a la angustia que la mayoría de la población, aunque pueden teatralizar situaciones angustiosas para obtener empatía.


El psicópata puede mentir con las palabras y también con el cuerpo (lenguaje no verbal) y adapta su actuación a la persona que le interesa, por lo cual tiene una personalidad que fascina a su interlocutor. La mayoría muestra mucha inteligencia, por lo tanto este factor sumado a todas sus características típicas, hace que las mejores argumentaciones no valgan para esta persona.


Un psicópata puede permanecer sereno ante situaciones que desestabilizan a los demás, o ponerse muy inestable ante cosas intrascendentes para otros. Son egocéntricos aunque no lo van a demostrar a menos que ello vaya a favor de sus fines. Son manipuladores, y utilizan a los demás para sus propósitos. Se dice que una relación con un psicópata es un boleto sólo de ida. En todos los casos incurren en la “cosificación” del otro, ya que el psicópata usa a su víctima (económicamente, sexualmente, para prestigiarse, para escalar, etc.),  y cuando ya no le sirve la desecha. No necesariamente tendrá que matar a la ocasional víctima, pero no tendrá remordimiento ni culpa por utilizar y descartar al otro, ya que nadie puede sentir remordimiento por los objetos o cosas. Cuando cree que el objeto de su propiedad se aleja o intenta liberarse, esto le causa una gran perturbación, ya que siente que está punto de perder algo que le pertenece. Esto lo llevará a tomar acciones para que la víctima no se libere, ya sea a través de seducción, presión, extorsión, chantaje, o cualquier otro medio imaginable, al punto de que si la víctima puede liberarse de todos modos, seguramente resultará muy afectada.


El psicópata tiene una paupérrima tolerancia al fracaso, y se le torna insoportable la frustración. Se derrumba ante situaciones que no puede manejar. Tiene a la vez un particular sentido de la libertad y se siente justificado en sus actos, aunque vayan en contra de lo que proclama que otros deben hacer. Carece de apego emocional, y si bien esto no significa que sea incapaz de amar, ello ocurrirá siempre y cuando ese objeto amado sea algo que sienta de su pertenencia, y que en lo posible no se salga de sus directrices. Un claro ejemplo suele ser la relación con los hijos.


Posee una defensa aloplástica, en donde los demás siempre tienen la culpa, “yo no soy culpable de nada”. No se siente responsable de nada. Para sentir culpa uno debe sentirse responsable de la acción. El psicópata no se siente responsable de lo que hace. Su única capacidad de culpa es solo una victimización, ya que dirá ser culpable de haber confiado en otra persona, de haber creído en el otro, o de haber sido demasiado bueno, confiado, tolerante, etc. Algunas veces pueden mantener un compromiso afectivo por largo tiempo, pero son relaciones cuyo epicentro es la sexualidad, y normalmente con cierto sentido de perversidad.


Son inteligentes, y aunque suelen exponer razonamientos deficientes, se encargan de utilizar todos sus recursos retóricos para convencer al otro, teniendo una capacidad innata para utilizar falacias, principalmente con argumentos ad hominem, ad verecundiam, ad populum, y ad misericordiam. Tienen sus propias normas, y a veces pueden llegar a autocastigarse cuando sienten que han quebrantado esas normas propias que no necesariamente son las de la Sociedad.


Según un estudio de Hare, Hart y Harpur, del año 1976, existirían diez rasgos generales de la personalidad psicopática, aunque no deben concurrir todos los rasgos en todos los psicópatas:


- Locuacidad y encanto superficial. - Autovaloración exageradamente alta/arrogancia. - Ausencia total de remordimiento. - Ausencia de empatía en las relaciones personales. - Manipulación ajena con recurso frecuente de engaño. - Problemas de conducta en la infancia. - Conducta antisocial en la vida adulta. - Ausencia de autocontrol. - Irresponsabilidad (carencia del sentido de responsabilidad).


En su artículo "Los psicópatas - Psicología forense, sexología y praxis”, de los psiquiatras  A. Bruno y G. Tórtora, publicado en Revista de Psiquiatría año 3, Volumen 2, N° 4, 1996, se definen cinco términos sintomáticos de la personalidad psicopática, a saber:


- Inafectividad. Desde niño se observa un desapego y un carácter disimulado. No manifiesta inclinación al afecto que se le brinda. No comprende los afectos y la frialdad emocional es su signo. - Amoralidad. Son insensibles moralmente. Falta el juicio moral y la noción de ética. Algunos autores son de la tesis que estas personas también tienen tolerancia al dolor físico (hipoalgesia).


- Impulsividad.


- Inadaptabildad. Son crueles, aunque a veces solo cuando nadie los observa. Suelen carecer de todo tipo de empatía con las mascotas y animales domésticos. Tendencia a no respetar las jerarquías. Se molestan con las autoridades.


- Incorregibilidad. Son incorregibles porque son insensibles al castigo o al premio. Solo aparentan haber cambiado por la conveniencia de hacerlo.


Como vemos entonces, el psicópata no es ni un enfermo, ni el personaje que el cine y la literatura nos ha pintado. Un psicópata puede estar viviendo con usted, compartiendo su vida, ser su novio o novia, y no hay preminencia de un sexo sobre el otro en cuanto a la manifestación de esta personalidad anormal. Los casos de psicópatas extremos son los menos, los cuales llegan a convertirse en asesinos seriales, justicieros, vengadores solitarios, etc. En este extremo la gran mayoría son varones, y de las pocas mujeres que ocupan este penoso lugar, la casuística criminal ha demostrado que generalmente suelen ser lesbianas.


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