¡VOLVIMOS!
Visitenos en nuestra nueva dirección web
FENIX-news Desde 1992

No es de tu grado




rp_logo-gr-log-reg-inglterra.jpg



Un MAESTRO, un COMPAÑERO y un APRENDIZ caminaban por una calle desierta.
 

Después de mucho caminar, el Maestro se dio cuenta que los tres habían muerto en un accidente hacía muy poco tiempo (hay veces que se lleva un tiempo para que los muertos se den cuenta de nueva condición).


La caminata era muy larga, cuesta arriba, el sol era fuerte y los tres estaban empapados en sudor y con mucha sed.


Necesitaban desesperadamente agua. En una curva del camino, vieron un portón magnífico, todo de mármol, que conducía a una plazoleta calzada con bloques de oro, en el centro de la cual había una fuente donde brotaba fresca agua cristalina.




El Maestro se dirigió al hombre quizá algo joven que desde su garita cuidaba de la entrada:

Buen día – dijo el Maestro

Buen día – respondió el hombre joven

¿Qué lugar es este, tan hermoso? – le preguntó el Maestro

- Esto es el Cielo – fue la respuesta.

Que bueno que nosotros llegamos al Cielo, y estamos con mucha sed, dijo el Maestro.

Usted puede entrar a beber agua a voluntad – dijo el guardián, indicándole la fuente de oro y mármol donde estaban bellas doncellas ofreciéndole el agua en vasijas doradas.

Mas el Maestro respondió “Mis Hermanos también están con sed”

- Que lástima – le dijo el guarda – Aquí no se permiten la entrada de menores grados, “Es el Cielo!”.

Inmediatamente el Maestro se sintió muy decepcionado y se dirigió a sus Hermanos indicándoles que deberían proseguir el camino y aunque su sed era muy grande, mas grande era su solidaridad no bebiendo y dejando a sus fraternos con sed.

De esta manera prosiguieron su camino.

El Compañero le preguntó:

-”Maestro, porque no saciaste tu sed?

Y el Maestro respondió   -”Ningún Maestro que se sienta digno de ello podría dejar a sus

alumnos sin abrevar” .

A lo que el Aprendiz inquirió:


-”Pero Maestro, usted es el más indicado para saciar la sed, nosotros podríamos esperar”

Y el Maestro diligentemente contestó:

-”Nunca un Maestro va a dejar a sus Hermanos en su camino, y menos abandonados al destino.

Ustedes son primero, ustedes son la razón que a mi me hayan llamado Maestro, y si algún Maestro se ha atrevido a rechazarles por vuestra sed, ese no es Maestro”

Después de mucho caminar cuesta arriba, con la sed y el cansancio multiplicado, llegaron a un sitio cuya entrada estaba marcada con un portón viejo semi abierto.

El portón daba a un camino de tierra con árboles de ambos lados que le hacían sombra.

A entrada y la sombra de uno de esos árboles, un hombre maduro estaba reclinado con la cabeza cubierta por un sombrero, parecía que meditaba..

Buen día – dijo el Maestro.

Buen día – respondió el hombre maduro.

Estamos con mucha sed yo, mi compañero y mi aprendiz – dijo el Maestro.

Hay un arroyuelo entre aquellas piedras – dijo el hombre maduro -

pueden beber a voluntad, allí encontrarán vasijas de barro crudo, pero cuidado ya que hay piedras muy filosas y resbaladizas en el camino.

El Maestro, el Compañero y Aprendiz fueron hasta el arroyuelo y saciaron su sed.

-Muchas gracias – dijo el Maestro al salir.

Vuelvan cuando quieran – respondió el hombre maduro.

A propósito – dijo el Maestro – ¿cuál es el nombre de este lugar?

El Cielo – respondió el Hombre Maduro.

¿Cielo? ¡ Mas si el hombre joven en la guardia de al lado del portón de mármol me dijo que allí era el Cielo!, dijo azorado el Maestro.

Aquello no es el Cielo, aquello es el infierno – respondió el hombre maduro.

¡El Maestro quedó perplejo!

Mas entonces – dijo el Maestro – esa información es falsa y debe causar muchas confusiones a los que llegan

De ninguna manera – respondió el hombre maduro – En verdad ellos nos hacen un gran favor, porque allí se quedan aquellos que son capaces de abandonar a sus mejores amigos, y todos aquellos que consideran saberlo todo y no quieren compartir aquello que creen conocer y que en verdad ignoran.



¿CUÁL ES LA ENSEÑANZA DE ESTE CUENTO?

 

Personalmente cuando lo adapté estaba pensando en cómo todos seguimos siendo aprendices en la vida, y además me recordé de todas aquellas respuestas a mis inquietudes, y esas respuestas eran invariablemente “Querido Hermano, no es de tu grado” y dicho con ese tono socarrón característico de la prepotencia (cuya madre es la ignorancia).


Esa sed que TODOSel Aprendiz, el Compañero, el Maestro tenemos, esa sed que necesitamos saciar en al arroyo del saber.


Y ese arroyo de agua pura y cristalina, donde abreva el saber y la inteligencia humana, debe ser natural, y la austeridad base de su esencia.


Ese arroyo, tiene peligrosas piedras y rocas, afiladas y resbaladizas, esas piedras, ese aprendizaje, esos guías, tutores o maestros, que a veces nos enseñan equivocadas versiones por haberlas aprendido de manera equivocada o malinterpretada, esas enseñanzas que algunas veces los que las aprenden las utilizan para su propio peculio, esas son las piedras a las que debemos tener cuidado de no encontrarnos, tropezar, resbalar o ser heridos por las mismas, y es un arroyo donde el conocimiento fluye y confluye, y no se encuentra estático como el agua de una fuente, que a veces ni recicla.


Y como en el primer caso donde el lujo y la lujuria se encuentran de la mano, donde “ese saber” solo es para aquellos que aparentemente califican para estar cerca del mismo, y donde el oropel es la base de su existencia, esa es tan peligrosa o más que aquellas piedras del camino y del arroyo, pues ese oropel el cual es buscado por algunos Hermanos, ha conducido a muchos de ellos al fracaso masónico pues quizá sean maestros (así en minúsculas) pero no saben o no quieren compartir aquello que pregonan.


O quizá sean Maestros y como la mala hierba contaminen su entorno y den la mala imagen, o quizá y establezcan una simbiosis donde aquel que dice tener el conocimiento busque a aquellos que zalameramente quieran encontrarlo entre el oropel, y ambos se sirven para sus fines amorfos.

Mis Queridos Hermanos, abramos las puertas de par en par a todos aquellos Maestros, Compañeros y Aprendices que tienen sed del saber Masónico, que quieren abrevar en el arroyo del conocimiento y que sin fines fratricidas y partidarios buscan en nuestra Hermandad el nicho que su espíritu liberal y su corazón fraternal han tratado de hallar.

No utilicemos esa premisa tan gastada y poco creíble de que esto o aquello “No es de tu grado”.


Seamos promotores del estudio y conductores del saber Masónico, y evitemos ser considerados “Las Piedras del Camino”, que si bien es cierto son necesarias para el discernimiento entre lo bueno y lo malo, no debemos nosotros ser señalados por ello.

Demos la confianza a los nuevos Masones, hagámosles sentir nuestra mano amiga, mano conductora entre el agua cristalina y las escorias del camino, caminemos juntos al sendero de la luz y encontremos todos juntos la recompensa del buen Masón:

 

LA LIBERTAD, LA IGUALDAD Y LA FRATERNIDAD


Por el M.·.R .·.H.·. Mario Rolleri Muente


COMICs