ENTREVISTA AL M:.R.H:. MANUEL MANRIQUE UGARTE
Este proceso suicida obedece a diversos factores de carácter político- institucional, socioeconómico, social y ecológico; cada uno con efectos devastadores.
Dentro de este marco destaca la tala ilegal e incluso “legal” del gran bosque amazónico, para:
1. Habilitar tierras en pro de la insostenible agricultura migratoria o itinerante, la ganadería precaria y el cultivo de la coca ilegal.2. Habilitar tierras para el desarrollo de grandes cultivos industriales, como por ejemplo, palma aceitera, monocultivo que afecta el habitad del bosque amazónico.
3. Extracción selectiva de maderas finas, sin planes de manejo adecuados para asegurar la reposición.
4. Habilitación de tierras para el establecimiento de campamentos y otras instalaciones relacionadas con la explotación formal de petróleo y el gas, y de infraestructura en general.
5. Habilitación de áreas para desarrollar minería informal e ilegal, especialmente en Madre de Dios, nada menos que Capital de la Biodiversidad del Perú.
Según las estadísticas oficiales, este proceso suicida ha devastado un promedio entre 150,000 y 170,000 hectáreas por año en los últimos 20 años, acumulando un total histórico estimado en 8 millones de hectáreas, solo en la Amazonía.
QUÉ HACER
Ante la situación insostenible y la creciente demanda interna por maderas, hay gran alternativa práctica: establecer plantaciones forestales comerciales masivas en los Andes y la Amazonía, para recubrir áreas depredadas y producir especies maderables e incluso insumos para la industria de celulosa de papel, que hoy no existe en el país. Actuar en esta decisión y otras siempre en concordancia con los actores involucradas.
PARADIGMAS EXTERNOS
Para el efecto, basta ver los resultados multibenéficos obtenidos por los siguientes países, con base en las superficies reforestadas por cada uno:
o Brasil: Más de 6,5 millones de hectáreas, principalmente de eucaliptos tropicales.
o Chile: 2,7 millones de hectáreas, entre eucalipto y pino.
o Uruguay: 1 millones de hectáreas, mayormente de eucalipto.
o Recientemente Ecuador: Lanzó su Programa de incentivos para la Reforestación con Fines Comerciales, con una meta de 120,000 hectáreas.
Estos son algunos de lo más llamativos ejemplos.
Todas esas plantaciones comerciales han sido establecidas en tierras antes inexplotadas o subexplotadas por otras actividades menos rentables y sostenibles; para generar nuevas fuentes de empleos e ingresos directos e indirectos, cubrir gran parte de la demanda interna de maderas para la construcción, la industria y el hogar (maderas que ahora importamos pagando mil millones de dólares), reducir la presión socioeconómica sobre los bosques naturales y propiciar el desarrollo integral y sostenibles de áreas y poblaciones antes marginales.


