Por el Hno:. Christian Gadea Saguier
Oriente del Paraguay
Una pareja española ha sacado a su hijo de nueve años de un colegio en Málaga porque el niño, que cursa 4º de primaria, se sentía marginado por no estar bautizado. Todo comenzó hace un año, cuando la tutora preguntó en clase de religión quién estaba bautizado. "Nuestro hijo levantó la mano y dijo que él no lo estaba. A partir de entonces los niños le decían en el recreo frases como 'no juegues con él que no es cristiano', y lo dejaron de lado", relatan los padres en un escrito remitido a la delegación de Educación de la Junta, y publicado esta semana en El país, en el que denuncian un supuesto caso de acoso escolar. "Nos llegó a pedir por favor que lo bautizáramos para ser como los demás, porque creían que así lo tratarían mejor", añaden los padres.
La Junta ha abierto una investigación sobre los supuestos hechos que recoge el escrito. "Un inspector estudiará el entorno del menor", señaló esta semana un portavoz de Educación, según indica la nota de J. Viúdez. La dirección del colegio Nuestra Señora del Carmen niega el acoso y dice que se trata de un niño "con afán de protagonismo" y que "interrumpe mucho la marcha de las clases". "Creo que no habría motivos para sacarle del colegio si sus padres se pusieran en el sitio que les corresponde", aseguró el director, Tomás Leal.
El menor comenzó a asistir la semana pasada a un colegio público. "Se ha adaptado muy bien, está más contento", asegura Carmen Bueno, la madre.
Los padres aseguran que hubo un cambio en el menor, algo que en el centro niegan. "Pasó a estar más triste, decía que no quería estar en el cole, porque no jugaban con él, le echaban la culpa de cosas", explican los progenitores. Hablaron con la tutora y enviaron un escrito a la dirección, pero la situación se puso cada vez más tensa. Cuando el niño terminó tercero de primaria se plantearon llevarlo a otro centro, pero no lo hicieron.
Con el nuevo curso, la situación no cambió. Los padres acusan a la tutora de tratarles de forma "seca" y de avergonzar a su hijo delante de la clase. "La profesora le acusa de meterse con su método de enseñanza, porque el niño le pide que le regañe en su mesa o a solas, porque ya está cansado de que le digan que quiere ser el centro de atención (...) Esto es una guerra continua con la profesora y una lucha diaria para que nuestro hijo no se venga abajo", aseguran.
¿Te das cuenta hasta qué punto la sociedad está tomada por la tradición religiosa? ¿Qué ocurriría en esta criatura si sus padres desarrollaran una crianza emancipada de la religión? ¿Cómo viviría socialmente sin discriminación? ¿Cuánto es el peso de llevar una vida libre de religiones?
Los chicos necesitan verdades, que los padres pongan en palabras lo que les pasa, lo que piensan, lo que sienten. Los chicos son muy perceptivos porque están en un estado virgen de sentidos, todavía no tienen esquemas construidos, son como un campo vacío con el terreno más fértil para ser sembrado, captan mucho más de lo que nos damos cuenta. Tienen todos los sentidos abiertos, en espera de desplegarse. Una forma de no cerrarles la posibilidad de crecer conectados consigo mismo, con sus sentimientos, con sus deseos, es hablarles claro. Por supuesto que esto debe ser acorde con la edad de cada niño: no son las mismas respuestas las que se le dan a un nene de tres que a uno de siete, y también dependerá de la sutileza de los padres. Pero siempre se puede hablar claro y no evadir las preguntas ni las cuestiones que a primera vista pueda resultar difícil.
Criar hijos sin religión, según Alejandro Rozitchner un filósofo argentino autor de Hijos sin dios, quiere decir enseñarles a creer en sí mismos sobre todas las cosas. Habilitarles todas las preguntas que quieran hacerse y las que quieran hacernos. Transmitirles la sensación de que pueden confiar en sus decisiones sólo por el hecho de ser ellos quienes las toman. Criar hijos sin apelar a dios quiere decir enseñarles a ser dueños de sus actos. Responsables de elegir cómo vivir, protagonistas de su destino. Es querer ayudarlos a disfrutar de esta vida que tenemos hoy, la que conocemos, sobre la que podemos actuar.
¿Con qué valores los voy a educar? Se asocia la idea de que sólo bajo normas religiosas se les puede enseñar a los niños a asumir valores, saber discernir entre lo que está bien y lo que está mal. Hay como una idea generalizada de que "los valores" son propiedad de la cultura religiosa, cuando en realidad sentir que es desde un marco religioso desde donde se les puede inculcar valores a los hijos es como sentirse chiquito y desconfiado, es no creerse capaz de tomar decisiones propias sin una instancia superior que las determine, como ser un niño indefenso, o peor un hombre sin libertad.
Cómo criar hijos sin religión es pensar acompañar el crecimiento de los hijos transmitiéndoles la confianza necesaria para que puedan construir preguntas, de sus respuestas, de sus conclusiones, yendo más allá de cualquier marcha sostenida por una fe incuestionable, por una tradición que respetar. Una crianza laica también quiere decir sentirse capaz de hacer uso de la creatividad para inventar un modelo propio, una forma actualizada de acompañar a los hijos en su crecimiento, sin sentir que todo tiempo pasado fue mejor.
Richard Dawkins propone que ningún niño sea identificado jamás como si fuera un niño católico o un niño musulmán (o un niño ateo), pues en sí mismos esta identificación prejuzga decisiones que aún no han sido apropiadamente consideradas. En una nota que le hizo The Guardian en junio de 2003 expresó: "Nos horrorizaría que nos hablen de un niño leninista, de un niño neoconservador o de un niño monetarista hayekiano. Entonces, ¿no es una especie de abuso infantil hablar de un niño católico o de un niño protestante?".