Por E. Keycol Arévalo Silva(*)
Hoy en día, nadie duda que la francmasonería tuvo singular importancia en la formación filosófica, jurídica y social de los grandes hombres de la Enciclopedia y de los gestores de la emancipación de los pueblos de América. Esto último es, desde el actual Estados Unidos de América hasta Argentina, donde los patriotas iniciados como masones no escatimaron esfuerzo alguno para consolidar la independencia de sus pueblos respecto a las metrópolis inglesa e hispana, según correspondía.
Tanto es así, que, en este mismo suplemento, se ha desarrollado la hipótesis iushistórica para investigar en qué medida la masonería influyó en el derecho durante la independencia de Hispanoamérica (Vid. Jurídica N° 238, de 17-02-2009). Pero, de manera general, se ha soslayado tratar sobre quiénes fueron esos patriotas masones juristas, al margen de la ideología que abrazaron respecto a la forma de gobierno: república o monarquía constitucional.
Lo cierto es que en el Perú hubo una incierta situación de definición, al inicio de la gesta independentista, como consecuencia de la influencia sanmartiniana. Sin embargo, ello fue rápidamente superado por la voluntad y decisión de los patriotas- masones.
PATRIOTAS-MASONES
Desde los años 1730 operaron logias masónicas informales y clandestinas en Hispanoamérica. Respecto al Perú, se tiene por cierto que el notable jurista limeño José Antonio Joseph de Olavide y Jáuregui (Lima 1725-Baeza, Jaén, España 1803) fue iniciado masón en una de estas logias antes de viajar a España. Allá, tuvo destacadísima actuación al lado del ilustrado rey Carlos III y su primer ministro el conde Aranda (Pedro Pablo Abarca de Bolea, España 1719-1798), fundador de la Logia Matritense y de la Gran Logia Española, y del virtuoso Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811), entre otros masones.
La inteligencia, simpatía y fortuna del limeño De Olavide le sirvieron para, de un lado, relacionarse y entablar sincera amistad con los masones franceses Montesquieu (Charles-Louis de Secondat, barón de la Brede y de Montesquieu 1689-1755), Voltaire (Francois-Marie Arouet 1694-1778), Jean Jaques Rousseau (1712-1778), etc; y, de otro lado, promover las ideas autonómicas de los pueblos hispanoamericanos y proteger a los españoles americanos o criollos masones que viajaban a la península.
Entre estos, estuvo el jurista limeño y masón José Javier Leandro Baquíjano y Carrillo de Córdova (Lima 1751-Sevilla, España 1817), a quien presentó tanto en la Corte como en la Gran Logia Española. A su regreso a Lima, Baquíjano no escatimó esfuerzo alguno para promover la francmasonería en el Perú, tratando de unificar los dos ritos preponderantes: York (azul) y Escocés (rojo), en una Gran Logia, deseo que no pudo concretar, pero sí aupar a los espíritus masónicos de los destacados jóvenes abogados, como José Faustino Sánchez- Carrión Rodríguez (Huamachuco, La Libertad 1787-Lurín, Lima 1725) y Francisco Javier Mariátegui y Tellería (Lima 1793-1884), promovidos por su viejo maestro y rector del Convictorio de San Carlos, Toribio Rodríguez de Mendoza y Collantes (Chachapoyas, Amazonas 1750-Lima 1825).
Estos últimos fueron los más decididos patriotas-masones que lucharon con coraje, corazón, alma y vida por la independencia nacional. Desde los albores se enfrentaron con valentía y sapiencia al poder virreinal, mientras otros aplaudían a la monarquía.
DE SAN MARTÍN
Ante la inminente ocupación de Lima por el general argentino y masón, José de San Martín y Matorras, el 10 de julio de 1821, los criollos monárquicos y conservadores se subieron al frondoso y fresco carro de la libertad y al iluminado árbol de la fraternidad masónica.
El planteo de la monarquía constitucional por De San Martín y su ministro jurista y masón, Bernardo Monteagudo Cáceres (Tucumán 1790-Lima 1825) dividió a los masones. Triunfó la idea de la república que promovió Sánchez-Carrión, quien se vio obligado a levantar columnas de una nueva logia patriótica con un significativo anillo para que los hermanos se identifiquen. El que correspondió a José Faustino, milagrosamente, llegó a manos del jurista, político y poeta de la Juventud masón, José Gálvez Barrenechea, quien a su vez se lo mostró a su hermano masón Juan Miguel del Solar C., y éste hizo un boceto que ha servido para dibujar el que ahora se reproduce (Vid. Jurídica N° 114, de 3-10-2006).
(*) Artículo de la Dra. E. Keycol Arévalo Silva, abogada por la UIGV e historiadora.
Fuente: Amorós´s Weblog
Tanto es así, que, en este mismo suplemento, se ha desarrollado la hipótesis iushistórica para investigar en qué medida la masonería influyó en el derecho durante la independencia de Hispanoamérica (Vid. Jurídica N° 238, de 17-02-2009). Pero, de manera general, se ha soslayado tratar sobre quiénes fueron esos patriotas masones juristas, al margen de la ideología que abrazaron respecto a la forma de gobierno: república o monarquía constitucional.
Lo cierto es que en el Perú hubo una incierta situación de definición, al inicio de la gesta independentista, como consecuencia de la influencia sanmartiniana. Sin embargo, ello fue rápidamente superado por la voluntad y decisión de los patriotas- masones.
PATRIOTAS-MASONES
Desde los años 1730 operaron logias masónicas informales y clandestinas en Hispanoamérica. Respecto al Perú, se tiene por cierto que el notable jurista limeño José Antonio Joseph de Olavide y Jáuregui (Lima 1725-Baeza, Jaén, España 1803) fue iniciado masón en una de estas logias antes de viajar a España. Allá, tuvo destacadísima actuación al lado del ilustrado rey Carlos III y su primer ministro el conde Aranda (Pedro Pablo Abarca de Bolea, España 1719-1798), fundador de la Logia Matritense y de la Gran Logia Española, y del virtuoso Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811), entre otros masones.
La inteligencia, simpatía y fortuna del limeño De Olavide le sirvieron para, de un lado, relacionarse y entablar sincera amistad con los masones franceses Montesquieu (Charles-Louis de Secondat, barón de la Brede y de Montesquieu 1689-1755), Voltaire (Francois-Marie Arouet 1694-1778), Jean Jaques Rousseau (1712-1778), etc; y, de otro lado, promover las ideas autonómicas de los pueblos hispanoamericanos y proteger a los españoles americanos o criollos masones que viajaban a la península.
Entre estos, estuvo el jurista limeño y masón José Javier Leandro Baquíjano y Carrillo de Córdova (Lima 1751-Sevilla, España 1817), a quien presentó tanto en la Corte como en la Gran Logia Española. A su regreso a Lima, Baquíjano no escatimó esfuerzo alguno para promover la francmasonería en el Perú, tratando de unificar los dos ritos preponderantes: York (azul) y Escocés (rojo), en una Gran Logia, deseo que no pudo concretar, pero sí aupar a los espíritus masónicos de los destacados jóvenes abogados, como José Faustino Sánchez- Carrión Rodríguez (Huamachuco, La Libertad 1787-Lurín, Lima 1725) y Francisco Javier Mariátegui y Tellería (Lima 1793-1884), promovidos por su viejo maestro y rector del Convictorio de San Carlos, Toribio Rodríguez de Mendoza y Collantes (Chachapoyas, Amazonas 1750-Lima 1825).
Estos últimos fueron los más decididos patriotas-masones que lucharon con coraje, corazón, alma y vida por la independencia nacional. Desde los albores se enfrentaron con valentía y sapiencia al poder virreinal, mientras otros aplaudían a la monarquía.
DE SAN MARTÍN
Ante la inminente ocupación de Lima por el general argentino y masón, José de San Martín y Matorras, el 10 de julio de 1821, los criollos monárquicos y conservadores se subieron al frondoso y fresco carro de la libertad y al iluminado árbol de la fraternidad masónica.
El planteo de la monarquía constitucional por De San Martín y su ministro jurista y masón, Bernardo Monteagudo Cáceres (Tucumán 1790-Lima 1825) dividió a los masones. Triunfó la idea de la república que promovió Sánchez-Carrión, quien se vio obligado a levantar columnas de una nueva logia patriótica con un significativo anillo para que los hermanos se identifiquen. El que correspondió a José Faustino, milagrosamente, llegó a manos del jurista, político y poeta de la Juventud masón, José Gálvez Barrenechea, quien a su vez se lo mostró a su hermano masón Juan Miguel del Solar C., y éste hizo un boceto que ha servido para dibujar el que ahora se reproduce (Vid. Jurídica N° 114, de 3-10-2006).
(*) Artículo de la Dra. E. Keycol Arévalo Silva, abogada por la UIGV e historiadora.
Fuente: Amorós´s Weblog