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NUEVO LIBRO MASONICO "SILENTUN AUREUM" DE ANTONIO PALOMO YA ESTA A LA VENTA


El nuevo libro de Antonio Palomo, Silentium Aureum,
está ya en la venta en www.editorialnous.com.

Conocí al Hermano Antonio Palomo-Lamarca, hace ya tiempo, y me llamó la atención por un lado su desdoblamiento entre lenguaraz y mal hablado y lo profundo de sus reflexiones, y por otro lado con el me sucede una cosa muy extraña y es la cercanía y mimetismo que puedo tener con él en las teorías que expone, yo creo que estoy más cerca de como las expone, que algunas de sus esencias de las cuales en ocasiones estoy muy distante, no hay nada más que contrastar su libro con lo que expongo en estos momentos en el Blog de Rito Francés sobre Anderson y la Querella y sus derivas…. lo cual me hace tener o estar en una extraña posición que el calara muy bien en un email que me envía: “ creo por esa afinidad de pensamiento eres mi "fan" y yo el tuyo” En esas estamos

Nada más anunciarse el libro enseguida pedí el libro a la editorial, y lo cierto es que todavía no estaba publicado, este fin de semana en Portugal, me lo llevé recién llegado, y allí en los vientos apacibles del Centro Balneario Do Caramulo, me dediqué en las horas libres a leer sus trabajos, unos me acercaban a un bagaje afín para en otros capítulos enviarme a su estratosfera. Pero no puedo negar que el libro amén de estar muy bien escrito y construido, aunque no sé que pintan unos trabajos de Leon Zeldis…? tengo que decir que es un libro interesante e importante.

Tan interesante es, pues aún es más su atrayente prólogo , que se lo he pedido para reproducir en este blog, para que vean como se las gasta este quijotesco Hermano “regular” español pues es nacido en Córdoba , pero incrustado en Minnesota, que tal vez estaría más a gusto o a disgusto en el GODF, al menos igual tendría más salsa que en la singularidad americana ,… Bromas aparte les dejo con su prologo que no tiene desperdicio y que a buen seguro que el resto les atraerá del mismo modo.

PROLOGO DEL LIBRO SILENTIUM AUREUM ,
CEDIDO POR EL AUTOR PARA ESTE BLOG
A Modo de Introducción.

Ya se ha dicho que las introducciones a los libros sólo sirven para una cosa: para no leerse. En lo personal, sinceramente, me da lo mismo, como si el lector no quiere ni leer siquiera el libro; pues los hay que lo miran, leen las primeras páginas y luego lo dejan en la estantería, o aquellos que los leen de cabo a rabo, o incluso aquellos que se dedican a buscar erratas, fallos, minuciosidades, etc.. Hagan ustedes lo que les plazca. Esto, como diría Nietzsche, no es un libro, sino más bien un “martillo,” un modo de filosofar a martillazos. Cada ser humano ve el mundo de acuerdo a la física de su retina y a la química de su cerebro, y en ello, se establecen nuestras opiniones. Esto es un libro de filosofía, y en ningún momento, he intentado hacer ciencia experimental, excepto por algún que otro dato histórico que haya podido dar. No se trata de un libro perfecto, y menos aún, mi visión, el modo romántico en que veo a la Masonería es el que ha de tener todo el mundo—nada más extranjero a mi doctrina.

La serie de ensayos que el lector tiene en sus manos no son ensayos sacados del sombrero del mago, que contienen un conejito y algo de confeti; por el contrario, no hay nada mágico en ellos, ni menos aún algo que tenga que ver con los trucos. Se trata de una secuencia definida, estructurada e hilada de pensamiento masónico y filosófico. De una u otra forma la mayoría salieron vía internet en las revistas internacionales masónicas Fénix e Hiram Abif. Los he revisado, corregido, quitado, puesto, etcétera. Es una oportunidad tremenda la que me brinda el editor de esta casa editorial al ponerlos en fila, estructurados y capaces de ofrecer un pensamiento masónico unilateral y monolítico.

Yo no soy un masón apologista, de hecho detesto la apología porque suena a pena de circo; no deseo (ni he deseado jamás) hacer apología de la Masonería, sino por el contrario, he sido y lo sigo siendo y soy conocido por serlo, muy crítico con el aparato masónico. Mi empresa es meramente filosófica y esencialmente investigadora; no me interesa explicarle al público qué sea o deja de ser la Masonería, o si las logias masónicas practican ritos ocultos, o si la Masonería es o no es una sociedad secreta. No somos un error de la historia, y por ello, no le debemos explicaciones a nadie; el que quiera saber, que investigue, que busque, que reflexione, y si tiene madera de masón, pues lo llegará a ser. Hace 50, 100, y 200 años no había internet y había masones, y muchos de ellos mejores que los que hoy se inician; la vocación siempre va por delante, el esnobismo es el perrito faldero. Yo no apoyo las páginas de internet que explican la Masonería, menos aún las páginas de las logias y las Grandes Logias que hacen patética propaganda sobre el ser masón. Con todo esto se está consiguiendo que la Masonería se convierta en una especie de teatrillo de pueblo, donde la gente, el vulgo, mira, toma decisiones, mal-entiende, se ríe, etc.

Se ha preguntado, y se sigue preguntando, si la Masonería es o no es una sociedad secreta. Esto es tan absurdo como preguntar si el agua de lluvia es tan húmeda como el agua de grifo. La Masonería no solamente es una sociedad secreta, sino que lo ha sido por muchísimos siglos hasta que una serie de snobs y apologistas decidieron quitarle ese rango y decir que es una sociedad “discreta.” Bueno, pues esto es una frivolidad tan grande como un Partenón griego. El hecho de que sea una sociedad secreta no quiere decir que sea una “secta,” ni una organización “paramilitar,” ni un “conventículo” donde se reúnen una serie de políticos para preparar asesinatos, golpes de Estado y un sin-fin de elegidas conspiraciones incluso a nivel internacional. Todo esto es un invento del cine de Hollywood y de la mente moderno-sensacionalista. Una mentira más del mundo—una de tantas. Yo no soy amigo de los sinónimos, y como buen andaluz que soy pues me gustar llamar al “pan” y al “vino” por su nombre. Soy un hombre de “sí” o “no,” y detesto el “quizá.” Por esto, deseo llamar a la Masonería por su nombre, es decir, fraternidad secreta, sociedad secreta. La Masonería no es que sea sólo una sociedad secreta, es que lo secreto es la esencia misma de la Masonería. Hay una virtud masónica que se enseña e inculca al aprendiz desde que comienza a subir por la escalera de la Masonería, esta virtud es el silencio.

El silencio es la otra cara, el trasfondo del secreto, la coraza que protege al edificio masónico y la pulpa mística de la Masonería. Por lo tanto, la Masonería no es una sociedad “discreta,” discreto es mi vecino el panadero, o mi amigo, a quienes no les gusta que se metan en su vida, y que hacen las cosas sin meter ruido; la Masonería es otra cosa, no es discreta ni lo ha sido jamás, y al que le pique pues que se arrasque : es secreta, y es en el secretismo que mana como la miel, que surge como un manantial puro y cristalino de los mismos juramentos masónicos, que hemos de tomar, donde se ve, se palpa a viva mano este secreto. El secreto es el almíbar de la fruta masónica, la savia que nutre al árbol que el masón planta y cuida a lo largo de su vida. Una vez que este secreto se viola, el árbol se seca, la fruta no madura, y los pocos frutos que se recogen son insulsos conllevando a la larga a la muerte de sus raíces. Una vez que se convierta a la Masonería en una sociedad “discreta” la muerte, el fin, el declinar de la misma la perseguirá como a un hombre le persigue su propia sombra. ¿Posee por lo tanto la Masonería un secreto? Sí, por supuesto, y son muchos los que posee, no ya solamente uno; y para no revelarlo, como los juramentos nuestros dicen, implica que el candidato firme con su sangre la fidelidad al secreto, que se haga carne de carne y sangre de la sangre masónica; que entienda y acepte el simbolismo del mismo, así como las consecuencias de su des-encubrimiento a aquellos que no entienden. El simbolismo masónico del aprendiz nos enseña que revelar el secreto significa ser penado con “tener la garganta cortada y la lengua arrancada de cuajo.” Entender, digerir, aceptar e investigar esto lleva toda una vida, por ello, pienso, que el primer grado, el de aprendiz, es el más importante de todos: quien no aprende bien jamás llegará a ser un buen maestro.

Por último destacar que referente a este “secreto” nuestra excelsa Constitución de 1978 en su artículo 22 prohíbe el asociacionismo secreto. ¿Es por lo tanto la Masonería ilegal en una sociedad democrática o ha de ser reformulado y revisado este artículo constitucional?

Masones se han puesto de ejemplo para ejemplificar nuestra egregia Fraternidad; nombres como el primer presidente de los Estados Unidos, George Washington, o nuestro premio Nobel Santiago Ramón y Cajal; pero cuando se menciona esto no se exhibe la otra cara de la moneda: que Washington refirió en varias ocasiones su poco interés en la Masonería, Benjamín Franklin, otro masón, incluso llegó a decir que era “un juego de niños.” Cajal abandonó la Masonería, se retiró de su Logia madre y jamás llegó a alcanzar el grado de Maestro. Dejemos, por favor, de engañarnos a nosotros mismos y a los demás dando una imagen que es falsa o, quizás, falseada. La Masonería, como sociedad secreta, como institución, no es perfecta, pues está compuesta por seres humanos, los cuales difieren en sentido y opinión los unos de los otros. Yo mismo retiré en su momento mi membresía de la Gran Logia de Minnesota por diferencias de pensamiento, pero jamás retiraré mi pertenencia de la Masonería a la cual pertenezco muy grata y orgullosamente. Hoy en día mis hermanos masones pierden el tiempo en hacer páginas webs, en explicar qué es ser masón, en luchar por una ideología que se ha ido fabricando en nombre de una futura mentalidad de camaradería-snobista que posee ya su avanzado estado embrio-ilógico. El centro de la Masonería no es, ni lo ha sido jamás, una campaña vía internet haciendo una lista de masones famosos, ni mucho menos una campaña política a favor de la “regularidad” masónica o de la admisión de la mujer en la Fraternidad; el centro del círculo que forma la Francmasonería no ha sido jamás ni el asunto político, ni el asunto místico tampoco, sino muy por el contrario la fraternidad y comprensión y ayuda mutua de los unos con los otros, porque es solamente a través de esto cómo la buena política nace, y cómo la mística abre sus puerta a nuestro corazón.

Sin ayuda de unos con otros, sin entendernos a nosotros mismos como seres humanos, como masones y hermanos que nos debemos lealtad y fraternidad por juramentos de sangre, sin aceptar esto hasta la misma médula de nuestro más humano ser, sin esto, digo, la Masonería queda hueca, sin sentido y huérfana de padre y madre en esta tierra infértil. La voz de un masón que pide ayuda es la voz de nuestro Maestro Hiram que muere golpeado, que sufre el brotar de su sangre de las sienes rotas por el Destino. La voz de ese Masón que llora desde su ataúd y sus hermanos no lo resucitan, es una voz que como la del profeta Juan Bautista clama sola en el desierto. Un masón que no ayuda a su hermano es un hombre que no merece ser llamado “masón” y menos aún “hombre.” Pues es sólo mediante la ayuda, mediante la caridad, la acción y el diálogo como la Masonería vive eternamente, como la acacia verde que jamás se seca. El resto, la política, la mística, y demás, son pequeñeces que dejamos detrás, que nos despedimos de ellas en nuestras últimas horas, nuestros últimos minutos; pero la vergüenza de saber que no nos hemos ayudado los unos a los hombres, que solamente nos hemos criticado, eso nos persigue a la tumba como la misma sombra persigue a su alcornoque. Quien tenga oídos para oír, que oiga…

Por último deseo dar las gracias al Hermano Juan Orrego del Oriente del Perú, al Hermano Ricardo Polo del Oriente de la Argentina, el primero director de la revista Fénix y el segundo de la revista Hiram Abif, por sus muestras de apoyo y de solidaridad fraterna para con mi filosofía. Al editor y Hermano Javier León por su paciencia y fraternidad: un sentido abrazo. Y por último, al igual que mi vida, mi horizonte, y mi lealtad, todo mi trabajo se solidifica en el edificio de mis tres mujeres, y razón de ser: Paula, Rebecca y Julia—sin cuyo ser yo ni tan siquiera existiría.

Dixi,

Antonio Palomo-Lamarca, Maestro Masón. y Maestro de la Sagrada Orden del Real Arco de Jerusalén; Grado 14, Sublime Masón, del Rito Escocés.

Isanti-Minnesota, Estados Unidos, Septiembre del 2009.

Victor Guerra

Fuente: MASONERIA SIGLO XXI

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