Por Oscar Lebel (*)
Estamos en el siglo 18. Francia y España derrotadas por la Prusia de Federico el Grande aliada a Inglaterra en la guerra de los 7 años, como venganza alientan la revolución en las colonias norteamericanas y allá fue Lafayette. Inglaterra en represalia, apoya la revolución en Hispano América, cuyo comienzo se produjo en la segunda mitad del siglo 18.
¿Causas?
El despertar intelectual por la vía de los filósofos, economistas y enciclopedistas; la expulsión de los jesuitas, la declaración de independencia de los EEUU y finalmente la revolución francesa. Ese despertar del sentimiento de rebeldía configuró un primer período de la revolución iberoamericana, que duró unos 30 años, de 1780 a 1810 durante los cuales se gestó el movimiento emancipador.
El segundo período seguirá hasta pasados 1830, donde se concretará, por lo menos en fachada, la emancipación política de los noveles Estados de América. En la historia del despertar revolucionario del nuevo mundo pueden recordarse la rebelión india de Tupac Amaru de 1780, la rebelión de los Comuneros de Nueva Granada, la conspiración chilena de 1781, las insurrecciones de Caracas de 1797, los intentos revolucionarios de 1794 y 1799 en México.
El intento de Francisco de Miranda, ese masón que participó en las tres grandes revoluciones que sacudieron al mundo, la de los EEUU, la francesa y la sudamericana, el de su seguidor y también masón Simón Bolívar y por último el levantamiento en el Virreinato del Río de la Plata, señalan el fin de los procesos esporádicos. La revolución en América Latina comenzaba como una derivación inesperada y no deseada por las coaliciones europeas en guerra contra la Francia de Napoleón Bonaparte. Inglaterra que azuzó la rebelión contra España comprobó que el fenómeno se escapaba de sus manos. De ahí en adelante, todos sus esfuerzos, mezcla de diplomacia y presión militar se aplicaron a dirigir al nuevo mundo mediante su neutralización y balcanización
Ese mundo ya era complejo, cuando el 25 de Febrero de 1778, en Yapeyú, nacía el quinto hijo del matrimonio formado por el teniente Juan de San Martin y de Gregoria Matorras oriundos de León. En 1776 dos hechos habían ocurrido. Uno, se había creado el Virreinato del Río de la Plata. Otro, que marcaría a fuego al futuro libertador: Las colonias del Norte se habían proclamado independientes de Inglaterra. Además, por el Tratado de San Ildefonso finaliza la guerra entre España y Portugal y se fijan los límites del Brasil. José tenía 6 años cuando su padre es destinado a Málaga. Va a la escuela pero con 11 años ya ingresa como cadete en el regimiento de Murcia. El niño tendrá problemas con sus compañeros, quienes se mofaban de su cutis tostado llamándolo despectivamente “indiano”. Hoy día sería “sudaca”.
Con apenas 13 años va con el Murcia a Africa, entra en combate contra los berberiscos siendo herido en el sitio de Orán. Es 1789. Su bautismo de fuego coincide con el nacimiento de la revolución en Francia. Toda una premonición.
Si bien Carlos IV se apenó, aunque no mucho, con el destino de su pariente borbón Luis XVI cuando la Convención estableció la república y lo decapitó, la entrada de España en la guerra obedeció mas a una decisión de alcoba que a un plan político- estratégico. Carlos IV estaba casado con María Luisa, “fea, gorda y desdentada”, como diría Goya a un íntimo, cuando le relataba las dificultades que tuvo para decorarla cuando fue llamado a palacio para pintar a la familia real. La reina tenía un amante o valido como se lo llamaba en aquellos tiempos, de nombre Manuel Godoy que fungía como un verdadero primer ministro y fue quien hizo que el ejército invadiera el Rosellón. Los españoles fueron derrotados por los “citoyens” en armas y tuvieron que firmar el tratado de Basilea por el que perdían la mitad hispana de la isla de Santo Domingo, amén de ligar, contra natura, a la monarquía absoluta de Carlos IV a los destinos de la Francia revolucionaria.
Por esos tiempos los varios oficiales “indianos” del ejército español se vieron conmovidos por una noticia: En el lejano terruño, y después de la derrota de la flota franco-española en Trafalgar, fuerzas inglesas eran vencidas en dos sucesivas invasiones a Buenos Aires y Montevideo y definitivamente expulsadas del Río de la Plata por un ejército de ciudadanos. ¡Caramba con los “citoyens” criollos que en América habían lavado el honor de las armas de España!
Y ellos estaban en Europa y aliados a Francia¡. Allí el joven general Napoleon Bonaparte que había tomado el poder como Primer Cónsul el 18 del Brumario, presionó a Carlos IV y este declaró la guerra a Portugal a pesar de que su hija estaba casada con el heredero del trono lusitano.
El regimiento de Murcia, y con él, el teniente de 23 años José de San Martin, participó en esa campaña donde los portugueses por el tratado de Badajoz se comprometieron a cerrar sus puertos a Inglaterra. Godoy fue nombrado “Príncipe de la paz”.
Pero las cosas no salieron como se había pensado. Como Portugal no colaboraba con el bloqueo, Napoleon decidió conquistarlo y desmembrarlo. Para ello firmó con Godoy el tratado de Fontainebleau por el cual España aportaría fuerzas y dinero. En compensación, en el sur de Portugal se construiría un principado hereditario para Godoy, y ambos sectores portugueses quedarían bajo la soberanía del rey de España.
De tal modo el monarca no solo compartiría su esposa con Godoy sino también su reino. Y así se hizo. Pero cuando los franceses llegaron a Lisboa se encontraron con que la corte portuguesa en pleno, -unas 15000 personas- se había embarcado rumbo al Brasil con ayuda de la flota inglesa. Los hechos se precipitaron. El motín de Aranjuez hace caer a Godoy.
Carlos IV abdica a favor de su hijo. Napoleon obliga al rey dar marcha atrás. Fernando es detenido y abdica a favor del hermano de Napoleon. El ejército francés se despliega por toda la península y la revuelta antifrancesa estalla espontáneamente en 1808.
Será en Julio de ese mismo año que los ejércitos de Napoleon serán derrotados en la llanura de Bailén. José de San Martín es ascendido a Capitán Mayor por su heroica y decisiva carga al frente de su regimiento. España está dividida en una zona ocupada francesa y una zona española rebelde, gobernada por el Consejo de Regencia, una suerte de Gobierno en el Exilio en la isla de León. Pero será en Cádiz, donde las Cortes plasmarán el ideario masónico en la constitución de 1812, la “Pepa” por que era femenina y había nacido el día de San José.
También será en esa ciudad donde José hará amistad con un fogoso veinteañero, Carlos de Alvear nacido como él en América, e hijo de un acaudalado y liberal español, en cuya casa se reunía la Logia de los Caballeros Racionales fundada tiempo atrás por Miranda. La historia ha recogido el testimonio del ingreso de San Martin a la masonería. Oigámosla:
“José fue recibido por el maestro de ceremonias, quien le vendó los ojos. Luego lo llevó hasta una puerta donde dio 4 golpes. Desde adentro se oyó una voz que dijo: -A la puerta han llamado de un golpe racional.
Otra voz agregó:
-Ved quién es. Una vez abierta la puerta, el maestro explicó que traía un pretendiente. Se le preguntó: -¿Quien es el interesado?
Y sigue el diálogo.
–José de San Martin.
-¿Qué estado?
–Militar.
-¿De que tierra es?
-Del Río de la Plata, en América.
–Con los ojos cubiertos, que entre. San Martin sintió que lo tomaban del brazo y lo guiaban.
-¿Qué pretendéis?
-Entrar a esta sociedad.
-¿Qué objeto os han dicho que tiene esta logia?
-Mirar por el bien de la América y de los americanos.
–Para ello es menester que prometáis bajo palabra de honor someteros a las leyes de nuestra sociedad.
José contestó: -Así lo juro.
Luego le consultaron si estaba dispuesto a dejarse sangrar para confirmar el juramento. Cuando expresó que sí, el maestro de ceremonias dijo:
-Ya que el señor se ha ofrecido voluntariamente para la prueba de sangre, será eximido de ella y de las otras.
Otra voz ordenó: -Descubridlo.
José de San Martín vió nueve logistas sentados a una mesa en cuya cabecera estaba Carlos de Alvear, quien tomó una espada y dijo:
-Señor, esta sociedad se llama Caballeros Racionales porque no hay nada más racional que mirar por la patria y sus paisanos. Os doy esta espada como insignia para defender la patria. También deberéis socorrer a vuestros paisanos, en especial a vuestros nuevos hermanos, con vuestros bienes. Así también lo harán ellos con Vos. Y como se nos puede acusar de conspiradores, deberéis guardar secreto sobre lo que aquí suceda.
El maestro de ceremonias le hizo dar tres pasos a la izquierda y luego a la derecha para significar que cuanto se hiciera por la América del Norte se debería hacer para la del Sur.
En América los sucesos eran vértigo. Es 1810. El 25 de Mayo un cabildo abierto funda la Junta Gubernativa de la Provincias del Plata que se declara enemiga del Consejo de Regencia y obtiene la renuncia del virrey Cisneros. La Junta, luego de una serie de vicisitudes crea un plan militar consistente en irradiar ejércitos al Alto Perú, al Paraguay y por último a la orilla Este del río Uruguay. En otras latitudes de América, en México, en Setiembre se da el “grito de Dolores”, que así se llamó a la insurrección encabezada por el cura Hidalgo, masón y guerrillero. Estamos ahora en 1811. Elío es nombrado virrey por la Junta de Regencia y de inmediato declara la guerra a la Junta Grande de Buenos Aires que había sustituido a la Primera Junta de Mayo. Triunfo en Suipacha y derrotas desastrosas en Huaquí y Tacuarí.
El 18 de Mayo, un caudillo oriundo de la Banda Oriental, de nombre José Artigas obtiene una fulgurante victoria en Las Piedras, ocupando enseguida Montevideo, baluarte naval de la corona. Pero a contrapelo de la historia, y dominada por el susto, la Junta cae, y es reemplazada por un triunvirato que pacta con Elío -que había conseguido ayuda de Portugal- que: 1)se detendría la revolucion oriental, y 2) se ayudaría a España en la guerra a cambio de hacer retirar a los portugueses. En protesta, Artigas y el pueblo oriental se van al Ayuí. En Noviembre Elío declara abolido el virreynato. Lo sucede Vigodet que rompe el armisticio.
También en 1811, en julio, Francisco de Miranda consigue la Primera Independencia de Venezuela. En Setiembre José de San Martín se pone en movimiento. Primero viaja Londres y prepara su estrategia con la Logia Lautaro para futuras acciones. Llegamos a 1812. En los primero días embarca en la fragata británica George Canning. Es el regreso a la patria. El vértigo sigue.. Se le encomienda la formación de un regimiento de granaderos a caballo y se le reconoce la jerarquía de teniente coronel. Con 34 años de edad se casa con Remedios de Escalada, una adolescente de 15. El vértigo no cesa. Belgrano había obtenido una gran victoria en Tucumán.
Cuando la noticia llegó a Buenos Aires, la logia decidió que había llegado la hora de destituir al triunvirato, en especial a su secretario, el odiado Bernardino Rivadavia. A la medianoche la artillería de Pinto, la infantería de Ortiz de Ocampo y los granaderos con José a la cabeza, desplegados en la plaza, apuntaban al cabildo. El relevo se hace sin resistencias y el nuevo triunvirato asciende a San Martín a coronel. El 3 de Febrero, una fuerza de 300 marinos españoles desembarca en las cercanías del monasterio de San Lorenzo, sobre el río Paraná y pretende tomar las fortificaciones. San Martín conduce a sus granaderos a su primera victoria.
Casi muere en la demanda cuando cae aplastado por su equino, abatido por un balazo. Lo salva el sargento Cabral a costa de su vida. La batalla tuvo dos derivaciones. Una: Un soldado oriental, oriundo de San Carlos de nombre Cayetano Silva compone la “Marcha de San Lorenzo” que pasa a ser la marcha emblemática del ejército argentino. Otra: La escuela de Sub Oficiales pasa a llamarse sargento Cabral. Al final de 1814, San Martín es nombrado Gobernador del Cuyo y Comandante del ejército del Norte .
Allí concibe el plan para llevar un ejército a través de los Andes, liberar a Chile, unificar las fuerzas y atacar el virreynato de Perú ocupando Lima. Es 1817 y las provincias Unidas están divididas en dos países. En el país del sur, Buenos Aires, en guerra civil con una liga federal compuesta por Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fé y la Provincia Oriental bajo el mando de José Artigas por quien Buenos Aires había alentado la invasión de un ejército portugués con tal de derrotar al “Protector de los Pueblos Libres”.
En el país del norte, en Enero de 1817, San Martín con 4000 hombres comienza la marcha desde Mendoza. El desfiladero de cruce, en el cerro de la Gloria, es honrado hoy día por un grandioso monumento realizado por el escultor uruguayo Ferrari. Las batallas se suceden. 12 de Febrero, Chacabuco. Al siguiente año 1818, el 19 de Marzo, derrota en Cancha Rayada. El 5 de Abril, victoria otra vez en Maipú y con ella la total independencia de Chile. El general masón Bernardo O’Higgins es designado a la cabeza de Chile por San Martín.
Buenos Aires, mas preocupada por Artigas que por la liberación es avara con un San Martín a quien no le perdonan el haberse negado aplastar a la Liga Federal o a intervenir en contiendas intestinas. Hasta lo destituyen. Por eso y recién en Agosto zarpa el primer contingente en la flota al mando del almirante Cochrane. Desembarcarán en Pisco en Setiembre. En un segundo viaje se le reúne San Martín , quien con bandera chilena y el título de brigadier del ejército chileno conquista Lima el 10 de Julio de 1821 y proclama la independencia el día 28.
En el país del sur, Artigas derrotado se internaba para morir en Paraguay. La Banda Oriental había cambiado de bandera y de nombre. Ahora era Cisplatina y hablaba portugués. Irónicamente el desmembramiento lo había generado la misma dirigencia que el 9 de Julio de1816 había proclamado la independencia de las provincias después de hacer una limpieza étnica de las instrucciones del año 13.
San Martín se reúne con Simón Bolívar el 26 de Julio de 1822. Quiere un monarca para Perú porque no confía en los criollos. La burguesía limeña se opone y Bolívar la apoya. Se llega a un extraño acuerdo. Bolívar será el comandante supremo y San Martín dimite. Con el levantamiento de Morelos en México y la victoria de Sucre, mano derecha de Bolívar, en Ayacucho, termina la presencia de España en América.
Tras pasar por Chile y Mendoza y después de ir brevemente a Buenos Aires con motivo de la muerte de su esposa, San Martín marchó a Europa en 1824. Habían pasado 12 años y tenía 46. En España en una suerte de surrealismo, Fernando VII repuesto en el trono, había anulado la constitución de 1812, con la cooperación de su pariente francés - también regresado a la corona tras la caída de Napoleon-, quien le había enviado 100.000 soldados. Otra vez los franceses ocupaban tierras hispanas, pero ahora para reimponer el peor absolutismo. Si hasta se añoraba a Pepe Botellas como se añoraría al Gran Corso, después que la Santa Alianza impusiera la paz de los cementerios a Europa.
El 17 de Agosto de 1850, en Francia, muere José de San Martín a los 72 años. En ese mismo año, al siguiente mes, y también en el exilio fallece el otro José, “ oriental en la vida, y en la muerte también” como dice la canción .
San Martín y Artigas están ligados en una suerte de paralelismo plutarquiano. Ambos se llamaban José. Ambos fueron librepensadores Ambos fueron militares civilistas. Ambos fueron libertadores. Ambos fueron denostados. Ambos fallecieron en el exilio. Ambos soñaron con la “Patria Grande”. Con ambos los sudamericanos estamos en deuda.
(*) Contralmirante ( r ). Uruguay
Fuente: Diario LA REPUBLICA - Uruguay.