El problema de la Religión y la Masonería, o mejor dicho el problema de la Masonería en relación con la Religión, es una de las cuestiones más polémicas de la Obediencia. Ligada la temática a cuestiones históricas y atendiendo a las diferentes ópticas ideológicas dentro de nuestro movimiento, se proyecta a nuestro entender la discusión en dos vertientes: 1) Qué relaciones existe entre Religión y Masonería; 2) Si es o no la Masonería una Religión. En tan álgido entredicho pretenderemos sumar nuestro pretendido aporte, que tememos a muchos no conformará o será objeto de refutaciones. Como el tema Religión y el del Ateísmo en la Orden se encuentran entrelezados o poseen ciertos puntos de contacto, en su relación con la Masonería nos gustaría tratarlos dentro de un mismo Capítulo.
La Gran Logia Unida de Inglaterra ha llegado a proclamar a la Masonería ya como una Religión (carta a la Gran Logia de la Masonería del Uruguay en 1950), ya como un Auxiliar de la Religión (1981), y ha llegado a negar a la Masonería como Religión (1985). Muchos Autores y Hermanos autorizados y con todo su derecho han negado a la Obediencia como una Religión. Todas estas opiniones tienes sus razones y fundamentos, y son todas respetables. En definitiva, cada Masón dará al tema la respuesta que él desee.
I. El Fenómeno Religioso y la Masonería
Recordando a Leadbeater en las diferentes teorías sobre el Origen de la Masonería (Auténtica, Antropológica, Mística, Oculta), veremos que sea cual fuere la orientación que se siga siempre encontramos la Masonería asociada o ligada a Creencias de base Teogónicas. Para quienes conciben a la Orden como procedente de antiguos cultos que se pierden en la Historia o en el Antiguo Egipto, siempre se encuentra conectada dentro, paralela o coexistente de las concepciones teológicas y religiosas de la Epoca. Los relatos concernientes a los diferentes GGr.: muestran orígenes vinculados a Cuerpos Teocráticos, Ordenes, Colegios de Profesiones influídos por la Religión institucional oficial de las diferentes épocas. En la Edad Media, las antiguas Corporaciones de Libres Masones tienen una profunda base religiosa, creen en Dios, tienen Santos Patronos Protectores, están destinadas originariamente a la Arquitectura de carácter religioso (Templos, Catedrales). Los primeros importantes doctrinos de la Masonería Moderna fueron Clérigos (Anderson, Desaguliers), y las invocaciones al G.: A.: D.: U.: como Dios son explícitas en muchos textos y RRit.: desde hace ya tiempo inmerorable. El Cuerpo de Doctrina y la Emblemática masónica desde siempre comparten Símbolos de las Religiones (la Menorah, la Estrella de David, la Cruz en ciertos Grados, la Biblia en la Masonería Regular, por citar elementales ejemplos), y en los siglos XVIII y XIX fue tolerada o perseguida como "Secta" por la Iglesia Católica. Pero por otra parte y en contextos históricos de ciertos países como Francia y el Uruguay, polémicas y enfrentamientos temporales con los movimientos religiosos vernáculos llevó a la Masonería a querer distanciarse de lo religioso.
Todos recuerdan la famosa frase de las Constituciones de Anderson que el Masón no puede ser "ni un estúpido ateo ni un libertino irreligioso", cuya Autoridad histórica parece Tabú controvertir para algunos. Cuando se postuló a Sierra Partida como Gran Maestre de la Gran Logia de México, alguien objetó su candidatura recordando esta frase ya que Sierra Partida era precisamente Ateo. Y éste contestó: Sí, es cierto, pero ¿Qué tal un Ateo Inteligente?
Un Landmark de la Masonería Regular ha sido la Creencia en un Gran Arquitecto del Universo o Ser Supremo (en el Uruguay es el Landmark No. II), que en sus orígenes claramente se asociaba a Dios aunque hoy se deja que cada H.: se lo imagine y componga como quiera. Pero el Gran Oriente de Francia, hoy la mayor potencia masónica en ese país, sustituyó la invocación de sus trabajos bajo el lema "A la Gloria de la Humanidad" y borró su Referencia oficial al G.: A.: D.: U.:, lo que le valió la ruptura de relaciones con la Gran Logia de Inglaterra por 1877.
La Masonería se define tradicionalmente como una "Asociación Filantrópica, Filosófica y Progresiva", o "Sistema Moral", para pretender según algunos separarse conceptualmente de una definición como "Religión". De hecho, no se mete con las creencias personales trascendentales de sus miembros, y prohibe todo debate o discusión religiosa en las TTen.:, no pontifica sobre dónde se encuentra la Verdad y deja que cada uno defina y entienda cualquier Principio Superior como él lo desee. Basado en ello muchos H.:, y destacamos en nuestro país los esfuerzos del Il.: y Pod.: H.: Roberto Gerla, han entendido que la Masonería no es una Religión por cuanto no define la verdad, no afirma, no dogmatiza, y deja que cada uno defina al G.: A.: D.: U.: como quiera.
Es cierto que para prohibir las discusiones o debates sobre Religión en las Logias (mejor dicho sobre cuál son las mejores Religiones positivas, ya que nunca se prohibió la discusión de la Religión como Fenómeno Humano en un sentido general y no dogmático), la misma Masonería se sintió en ocasiones necesitada de abjurarse a sí misma como Religión. Pero es ello ante todo, una cuestión metodológica para la viabilidad de su funcionamiento. El Método por sí no determina ni define la Naturaleza de una cosa. Prohibir las discusiones religiosas en la Masonería por tanto no la hace ni irreligiosa, ni intolerante de las Religiones.
No obstante lo expuesto, no podemos negar que en las Emblemas, Signos, Símbolos y Enseñanzas de la Obediencia hay innegables influencias religiosas, al punto de considerársele por algunos a nuestra Augusta Institución como una "Síncresis" de carácter Teocéntrica, malgrado su reniego de ello. Incluso el Elemento "Mágico" que subyace en lo Religioso, es como destaca Gargiulo otra característica que comparte la Masonería.
Hemos oído decir que la Masonería no es una Religión por cuanto no tiene una Doctrina, Credo o Libro oficial, ni es Revelada, ni tiene Sacerdotes, ni Dogmas. Pero éstos no son atributos necesarios de la Religión, o de las Religiones. Los griegos y romanos no tenían una Doctrina, Credo o Libro Oficial u orgánicos. Los hindúes no tienen uno sino varios Libros (a veces tan contradictorios entre sí y según las sectas se toman algunos sobre otros), y la Masonería reconoce como Libro de la Ley a la Biblia pero también al Corán o a los Libros Védicos donde se practica profanamente dichas religiones. Las Religiones romana y griega no eran "reveladas", y en el Judaísmo actual, Hinduísmo, Islamismo o en el Budismo (para quienes consideran al último Religión) no existen Sacerdocios oficialmente organizados o no se precisa Sacerdocio para dirigir el Culto y la Adoración, si bien hay ciertos profesionales del Culto en algunos casos (caso de los Rabinos en el Judaísmo o los Imanes en el Islam, pero no son en sentido estricto "Sacerdotes"). En cuanto a los Dogmas, el Hinduísmo por ejemplo no los tiene, y en cuanto a la Masonería ésta no puede prescindir de nociones tales como la de "Gran Arquitecto del Universo" y tiene criterios precisos en los cuales basa su Regularidad por fuera de los cuales no se reconoce a ninguna organización como masónica, que son los Landmarks.
En otro aspecto debemos recordar que la Obediencia tiene Templos y Rituales, un Sistema de Creencias ilustrado en Alegorías y Símbolos, cierto Cuerpo de acción un Sistema de Creencias ilustrado en Alegorías y Símbolos, cierto Cuerpo de acción Moral (como las Religiones PProf., a veces emplea Oraciones o Plegarias rituálicas o improvisadas, y tributa su actuar a la "Gloria del Gran Arquitecto" o "Gran Símbolo" si bien actualmente ese concepto no tiene una concepción definida y queda librado al contenido de cada H.: como ya hemos recordado. Mal que bien, no puede negarse que lo Religioso, de alguna forma u otra, ha influído, influye y no es ajeno a lo masónico. Otra cosa sería ignorar una Realidad. Cox Learche enseña: "Debemos reconocer que la Masonería tiene un origen religioso. ¿Por qué sus Templos? ¿Porqué la invocación al G.A.D.U. en todos sus Rituales?".
Paralelamente existe en la Orden dos vertientes, la Místico-Espiritualista con cortes judeocristianos, rosacrucianos o teosóficos en algunas orientaciones, y la Agnóstico-Racionalista que pretende prescindir del fenómeno Deico, en ocasiones con fuertes vertientes Ateístas y marcada por el Anticlericalismo. Tanto una como otra son hoy aceptadas y reconocidas como válidas por la Masonería. Como sintetiza muy bien el H.: Jorge Caillabet:, las concepciones espiritualistas y racionalistas se enfrentan permanentemente buscando el camino apto, pero la Masonería no puede ni debe descartar ninguna de estas concepciones porque su Esencia, el Libre Pensamiento, hace que cada hombre pueda elegir su pensar. Pero debe analizarse en sentido masónico, o sea, libre de dogmas o ataduras si el camino elegido es el correcto, para que el resultado final sea libre. Para usar las palabras de Alain Bauer, debe existir Equilibrio entre una dimensión íntima y una dimensión racional hacia siempre una forma de Individualidad.
Quedará claro que la Masonería no es una Religión en el sentido institucional y positivo. Tampoco es una "Secta" (movimiento religioso positivo de reducidas dimensiones de adeptos). Debe entenderse el Concepto de Religión desde un punto de vista diferente, mucho más Amplio, Trascendente, Elevado y Universal.
Todos recordamos que la palabra "Religión" deriva del latín "Religo, are" que significa "Volver a unir (lo que estaba separado)". Su contenido se acentúa más en el Reencuentro que en la Sujeción u Obediencia. Supone un Compromiso con lo Trascendental por lo Trascendental mismo y no únicamente una identificación con una Institución. De este modo lo Religioso no tiene que pasar necesariamente sólo por la mediación o supeditación a una organización positiva u organizada, sino que puede aludir a un Comportamiento o Forma de Ser apropiada para aspirar o llegar a ese Reencuentro que reclama el significado de lo Religioso, a una Conducta para poner al Hombre "en Sintonía" o contacto con ese otro Extremo. Si la Orden y cada H.: dedica su tarea y tributa su vivir "A la G.: D.: A.: D.: U.:" o al "Ingens Architectus", podemos ubicar los extremos de la conducta masónica entre el propio Masón por un lado, y nuestro Gran Símbolo por el otro. Más que un Camino, hay un verdadero Espacio entre el Hombre y lo Absoluto donde el M.:, como Hombre de Buenas Costumbres y Libre, tiene posibilidades de ir forjando su propio Sendero. En el Hombre Libre y de Buenas Costumbres lo Religioso no se conforma con lo Institucional puesto que las organizaciones llamadas religiosas positivas no han podido probar sean por sí mismas el Camino y el hecho que no logren convencer a todos muestra su débil relatividad. Las llamadas religiones positivas y organizadas, como dice Cox Learche, tratan de la periferia de la Religión y se apartan de la sencillez de la Verdadera Religión. En Masonería la dimensión de lo Religioso se confunde con una Aventura Espiritual, de contenido más profundo que el que le da la Religión Profana. Así la Masonería, más modesta, no se afirma como "El Camino" y por eso se descarta como Religión positiva u organizada como tal, ofreciendo por su parte Espacio como para que cada uno pueda construir su Camino de Reencuentro, pero para el cual nos da ciertas Pistas que son las Leyendas, Alegorías y Símbolos. Tampoco lo Religioso tiene que ser cuestión necesariamente de Fe revelada, puesto que el Masón es un Investigador y un Trabajador, no pudiendo evitar que su camino hacia el Supremo esté jalonado por la Razón. Aun en sus creencias particulares, el Espíritu masónico no permite al Hermano admitir su doctrina de creencias individuales o positivas sólo por la Fe, porque su Razón no le dejará aceptar lo que no le convence.
En una Tumba del Cementerio Central de Montevideo que recuerda a un antiguo H.: en el O.: E.: encontré esculpido un Círculo dividido en tres partes con la siguiente inscripción: "Hacer el mayor Bien posible. Hacer el menor Mal posible. Creer en algo Superior a nosotros mismos". ¡Sabio legado! ¿Habrá acaso algo más Directo a lo Supremo que éste? Esto es una Religión Natural, una Verdadera Religión Universal en cuanto por su simpleza todos la pueden abrazar sin discusiones, sin instituciones positivas, basada en la más pura Moral y sin más Dogmas y ataduras que estos tres principios. Más que una organización, la Real Religión es una forma de actuar. Más que un Camino, la Religión es Espacio. Cada uno, particularmente, es de este modo un Sacerdote Militante que no pretende hacer conversos sino generar con su Conducta un Crédito para que la Humanidad sea más Justa y Perfecta, para llegar a compartir la Bondad del Supremo Principio y para colaborar como modesto Obrero en la tarea de la Construcción Universal. Ese es nuestro personal aporte al concepto de Religión. Puede ser que se objete que así se estaría identificando el concepto de "Religión" con el de "Sistema Filosófico" o de "Filosofía Práctica". Es una cuestión que nos tiene sin preocupación, del mismo modo que al Budismo se lo parangona como Fenómeno Religioso o Religión cuando en realidad bien podría ser un Sistema Moral con vistas a lo Trascendente, pero en lo práctico aquél se ejerce en abstracción a los debates conceptuales.
Pero si definimos a la Religión como una Forma de Ser, de Actuar y de Vivir en la práctica del Bien con vistas al perfeccionamiento del Hombre y la Gloria del Supremo, y si la Masonería busca exactamente lo mismo. ¿Por qué no pueden identificarse así Masonería y Religión como lo mismo?
Mackey asevera que un gran número de escritores de ensayos u obras masónicas en el esfuerzo de probar que la M.: no es una Religión han consumido inútilmente su ingenuidad y su talento, quizá por miedo a pensar que podría sustituir al Cristianismo o para querer diferenciarse de las Religiones positivas existentes y de sus defectos. Para ellos la Ob.: es una institución eminentemente religiosa por los elementos que contiene por su origen y contenido, porque repasa conceptos de Religión e incluye la creencia en el ser y perfecciones del G.: A.: D.: U.:. La devoción y piedad de la vida es invariable para el M.:. La práctica de la Piedad y los Deberes hacia a Dios y con los semejantes. No se hace bien sólo por los Estatutos de la Orden. Pero a diferencia de lo que llamamos las Religiones en sentido institucional, no pretende ser ni asumir un lugar en el mundo como sistema de fe y adoración sectaria, ni pretende ser su sustituto. En todo caso, realza y da nuevos elementos para recalibrar la fe del ya creyente en sus instituciones o sistemas de creencias. Las señales, ceremonias, símbolos y alegorías masónicas inculcan doctrina religiosa, pero es una Religión no sectaria, y no rehusa a ninguno por su posición sectaria. Consideran a la Masonería la Religión trasmitida por el Sacerdocio de Melchisedec que nadie puede definir a qué institución pertenecía. Por ende la Masonería es una institución religiosa y deberá defenderla bajo este principio el M.:.
Nosotros opinamos, dentro de este tema polémico y sin pretender imponerlo como Verdad dejándolo tan sólo como conclusión particular, que la Masonería es conforme a lo dicho una Religión, acorde a nuestra definición de lo que es "Religión". Obviamente, no entendemos a la Religión como una institución positiva u organizada con Dogmas, sino como una Forma de Vivir y de Realizarse Trascendentalmente. Si concibiéramos a la palabra "Religión" como Institución o Sistema de Creencias de Verdad que se suponen provienen de lo Alto y estarían recogido en Escrituras Sagradas, con un Proyecto de Salvación o Culto sistemático, todo Dogmático y Totalizante, es claro que la Mas.: no lo es. La Humanidad ha probado por Experiencia que el Fanatismo y el Sectarismo es desgastante, que destruye y que nos aleja de todo Proyecto Evolutivo; aunque se pretexte como Religioso en la práctica nada tiene que ver con lo Religioso. En verdad, eso es un concepto Profano o Profanizante del sentido "Religión", que no encaja con la Definición Liberadora del Espacio que nos lleva y liga con nuestro Gran Principio y con lo más Profundo de Nosotros. Como el significado del G.: A.: D.: U.:, "Religión" es un concepto que se rellena con el contenido de explicación que le da cada M.:. Porque si "Religión" es para nosotros una Forma de Ser y Actuar con vistas u orientados a un Designio Superior, dentro de un Espacio donde la Libertad es el Límite para que el Obrar y el Pensar sea amplio, creativo, fecundo y constructivo, creyendo en lo que se quiera creer, ¿por qué no admitir que la Masonería no es una Religión en este buen sentido del término? Nuestro Templo es el Universo Entero como tan amplia es la dimensión de la Logia, o sea desde el Centro de la Tierra o desde lo más Profundo de nosotros mismos hasta los confines del Infinito o hacia la Grandeza del Ser Supremo; nuestro Sacerdote es Uno mismo; nuestro Credo es la Libertad y el Amor que se trasunta en la Igualdad y la Fraternidad para los demás; nuestro Libro de la Ley es aquel que cada uno reverencia cuyo Texto se aprende y cuya Enseñanza se atesora en los más Nobles Principios y Virtudes del Corazón; nuestra Doctrina es Hacer el Bien y Honrar con nuestro Trabajo a nuestro Gran Constructor. Esa es nuestra pretendida "Religión Masónica", la Religión en su sentido más Puro que recuerda las Enseñanzas de Grandes Iniciados como Jesús y que resumían la práctica simplemente en Amar a Dios y al Prójimo como a uno mismo. Cualquiera podría practicar esta Religión sin mengua de sus particularidades. Y como la Masonería tiene los fundamentos sobre los cuales se asienta una Religión sin Dogmas y que cualquier Hombre podría aceptar, eso es lo que marca su vocación de Universal.
Dice Buck: "Quitad los agregados teológicos... y os encontraréis con la Masonería". Sí, busquemos lo Coincidente y aquello en lo que están de acuerdo las Religiones, y veremos que hay Unión en lo Principal. En esa "Comun-Unión" está lo más Puro, la Religión Prístina que se hace Universal porque compendia la Sabiduría de todas. ¿Acaso no coincide ese Sendero común con lo que enseñamos nosotros?, por no decir: ¿no es lo mismo que enseñamos nosotros? La Obediencia entonces se constituye en una Real o Verdadera Religión Universal en cuanto compendia lo más puro y noble de todas, y como enseña Swinburne Clymer, sólo por esta razón única y exclusiva de abarcar, recibir y aceptar a todas las Religiones, es Universal. La Masonería, por cuanto predica la Religión Universal, es en cierto modo Religiosa en el sentido más elevado, adogmático y asectario del término. La Masonería es según Wirth, la Iglesia del Progreso Humano. Sin hacer ninguna referencia a las formas o modalidades de la Fe, provee a través de sus Símbolos y Leyendas evidencias indirectas que operan silenciosamente para establecer los grandes principios generales de la Religión, haciendo del Amor a la Humanidad y a la Vida su verdadera Fe. La Religión Masónica no revela, sino que invita a descubrir que hay más allá de lo profanamente perceptible. El acierto de la Obediencia es ofrecer una verdadera Experiencia Religiosa libre de todo sectarismo o exclusivismo, que cualquier persona puede practicar, porque tiene por Base una Mentalidad Amplia. Sin ser cristiana, predica una humildad verdaderamente cristiana que haría la envidia de las Iglesias, con la diferencia que deja los Dogmas y las Teologías a los dogmáticos y a los teólogos. La Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, según la "Revue Maconnique de Lyon" de 1840, sería "la doctrina misma de Jesús", lo cual no debería escandalizar porque dicho Gran Maestro vino a enseñarnos a actuar bien y no a fundar una Institución religiosa. A diferencia de las religiones profanas, la Religión Masónica no pretende competir con ellas. El único secreto es que la Religión se convierte en un elemento aglutinador de las creencias de todos los Seres Humanos y no una cuestión que los separa por lo que opinen. Mackey, autoridad doctrinaria indiscutible, proclama que la Masonería es una institución religiosa, pero que preconiza aquella Religión en la que todos los Hombres están de acuerdo, guardando en más cada uno sus convicciones particulares cuyas especificidades la Obediencia tolera libremente y en las cuales no se aventura. Después de todo la Masonería tolera los sentimientos de Creencias de cada H.:, que luego cada uno aporta como Ingrediente a ese Gran Puchero en la Búsqueda colectiva de la Verdad con que todos los Masones hoy nos deleitamos pero del cual cada uno puede escoger lo que más le gusta, con el propósito de Alimentarse y Crecer en el Conocimiento. Parece mentira, pero para saber qué es Religión Verdadera en Masonería, las Fuentes nos siguen abrevando. Dicen las Constituciones de Anderson que la Religión que el Masón profesa es "la que todo hombre acepta, dejando a cada uno libertad en sus opiniones individuales... De este modo, la Masonería es el centro de unión y el medio de conciliar verdadera fraternidad entre personas, que hubieran permanecido perpetuamente distanciadas.". Nuestra Orden sólo pretende rescatar la Tradición más Pura y Universal de nuestra Relación con lo Trascendente o del Fenómeno Religioso, que paradójicamente es la Doctrina más antigua que captamos como la "Fe Masónica".
Ricardo Baronio decía que la Historia de la Religión es la Historia del Progreso, donde la comprensión de los fenómenos del Universo pasa a ser captada en situaciones mas nobles y racionales. La Religión es una actividad del Hombre que experimenta cambios, que empieza a preocuparse de la captación intelectual de la relación del Ser Humano con el Universo a través de una vida de moral coherente y unificada. En su aspecto mas alto y desarrollado aspira a un sentido de comunión con lo divino y a la paz y seguridad que deriva de la entrega del individuo a la voluntad de Dios, pero expresa realmente una necesidad moral objetiva, profundamente sentida y comprendida. Como en el Sendero Camino Iniciático, la Religión es lo que cada hombre hace en su soledad y desde su soledad. Esto lo elemental y primero. Y ello es un objetivo esencial de la Masonería configurando su relación fructífera con el hecho religioso. La Masonería, recuerda Torelló, es esencialmente espiritualista y lo sigue siendo. Por didáctica recurrió a símbolos y se desarrolló a través de Niveles, y posee orientación filosófica como también lo tiene la Religión. Religión no es sinónimo de Iglesia, y debemos terminar con la costumbre de referirnos a la Religión para aludir a instituciones como la Iglesia Católica. El principio religioso no significa la aceptación de una Divinidad Personal ni un concepto único de interpretación, sino que la Idea Moral que subyace respecto al Hombre y a la Humanidad es la esencia de la Religión, aunque cada uno le da su contenido (A. M. Cataldi). La Masonería es Religión puesto que "Religa" a un Grupo de Profanos convirtiéndolos en HH.:. Pero en la Orden nosotros mismos somos los que quedamos.
En cierta forma y como nos recuerda el H.: Goldenberg, la Masonería es la Religión de las Religiones en el sentido que sin practicar ninguna de carácter positivo o institucional, educa a respetar y a amar a todas, como también a la que en Vida cada Profano o H.: para sí elige. La Fe del Masón es la Luz con que el G.:A..: U.: (en que el Masón cree como parte de su responsabilidad con lo Trascendente) ilumina o dirige su Espíritu. Su acción está orientada por una Norma Inspirada se crea en lo Divino o en aquellos Principios Morales en que los Hombres se han puesto de acuerdo, que simbólicamente se dice compendiada en un Libro de la Ley que se representa pero no tiene por qué identificarse necesariamente con la Biblia, el Corán, ciertos Libros Védicos u otros que acostumbre el uso masónico según el ámbito cultural de su región o país. En cuanto a cómo maneja cada Persona su relación con Dios, la Mas.: lo deja librado a su Libre Albedrío y a su Esfera Intima, aunque como Institución en más no acepta ni recomienda la práctica de una Religión Sectarista ni el Fanatismo. Así y sin proponérselo ella misma, sólo como Camino o Propuesta de Perfección, de Amor y de Unión del Hombre con lo Superior y con la Humanidad, la Mas.: es una verdadera Religión "del más Noble y Puro Metal".
Por tanto, afirmamos que la Masonería es para nosotros una Religión, en el sentido más Puro y Universal con que nosotros concebimos y según es para nosotros la palabra "Religión": un simple Camino de Acción en el Bien y de Reencuentro con Uno Mismo y con ese Principio Supremo del que venimos y al que tributamos nuestras Obras. El concepto Masónico de Religión para nosotros es propio, originalísimo y muy diferente al que le da el Mundo Profano. Pero en cuanto al Fin de Búsqueda de la Verdad y Construcción del Templo Espiritual propio y de la Humanidad, si la Masonería y la Religión buscan lo mismo, ¿por qué no pensar que son lo mismo?
No nos asusta como se dice, por algunos y no sin cierto ánimo de tacha, que algunos Grados del Sendero progresivo Masónico sean considerados "Religiosos". En verdad todos los Grados, desde el Primero hasta intuimos el Ultimo inclusive, lo son. En todo caso, son siempre "Religiosos" en el Buen y Constructivo Sentido de la palabra y no con acepción Profana o Profanizante. El concepto de "Religión" debe pues, también interpretarse con otra perspectiva, o sea con el Criterio Masónico y no con la idea mundana de "institución de creencias positivas y axiomáticas" o de "Credo". Quien ve en cualquier etapa del Sendero Progresivo nuestro Dogmas o Religión en criterio positivo u organizacional, a nuestro modo de ver no comprende que en los Estados de Conciencia Acrecentada que representa cada Grado hay que Abrir y Expandir cada vez más la Mente, y que los Conceptos o Símbolos deben captarse no en sentido Profano sino en su Dimensión o Clave Iniciática. Por tanto la palabra "Religión" debe pues, también interpretarse con Calibre Masónico.
La Masonería nos invita y no nos obliga a ser ejemplos vivientes de virtudes y transmutadores de las acciones materiales en nutrientes espirituales, manteniendo la Tradición del culto monoteísta del Dios de cada Corazón (lo que cada uno cree por tal, no el Dios teológico) al que se designa con el nombre genérico de "G.: A.: D.: U.:". Como Persona comprometida con un Ideal Elevado, el Masón debe asegurarse en su Templo Interior la Paz que le permita la comunicación con su Dios personal estableciendo nexos con planos más elevados del ser, ejerciendo un Sacerdocio de la Vida para la G.: D.: G.: A.: D.: U.:, y para una fluida comunicación fraternal que ilumine en el Amor y guíe a la Humanidad en la senda del conocimiento espiritual y la reconciliación, en un Mundo pleno de Armonía y Luz. En una interpretación auténticamente masónica de estos contenidos, vemos que se preconiza un Justo y Perfecto modo de actuar en relación a Uno mismo y de Militancia por los demás, en consonancia con el Supremo Principio. Esto es la forma Realizar la Luz en la Tierra y en el Cielo. Cualquiera puede hacer esta Labor si está imbuido de los Principios de la Obediencia.
Nosotros hemos concluido personalmente que la Masonería es una Religión en lo que interpretamos es nuestro significado de dicho término, y en esta orientación podríamos hablar de una "Religión Masónica". Ojalá, en sentido institucional, la Masonería fuera más Religiosa y la Religión fuera más Masónica. Creemos que así descubrirían algo más de sí mismas y se enriquecerían abriendo nuevas Realidades. El Sentimiento Masónico ofrece Espacio, como la Respuesta de Leuconoe, y no concebimos Religión sin Espacio para permitir volar al Espíritu. Si la Religión como la Masonería ofrecen Espacio para llegar hacia la misma Patria que es nuestro Gran Símbolo, ¿por qué no pensar también que pueden ser complementarios, por no decir que pueden identificarse?
La Masonería prefiere en realidad, más que como Religión, postularse como una Escuela de Moral y de Virtudes. En este aspecto están de acuerdo con que lo es, tanto los que aceptan como los que no a la Obediencia como una Religión. Pero sea que la considere como una Religión o como una Escuela, ello no quita a la Masonería lo que siempre y verdaderamente es: un Camino con Corazón.
II. Del Ateísmo y la Masonería
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La cuestión entre el tema del Ateísmo en relación con la Masonería se plantea como un aspecto paralelo al problema de las vinculaciones entre la Obediencia y la Religión. Las profundas raíces religiosas y místicas de la Orden, que ha hecho decir a Cassard que “la Masonería es la verdad y la esencia de todas las religiones. Tan pura es su doctrina y su moral”, hace entender la ligazón especial que existe entre ella y la noción de un Principio o Ser Superior. Porque desde todos los documentos más elementales de la Masonería Regular, y afirmado como Landmark II en el Uruguay, la Orden trabaja y dedica sus actuaciones, desde las administrativas hasta las morales, a un Ente o Idea Elevada que alude con el nombre de G.: A.: D.: U.:. En la Doctrina o en el Arte Real Masónico, el Gran Símbolo es una figura imprescindible en la labor e intimidad de nuestro quehacer. Vale decir que si se prescinde o no se comprende la importancia de concebir o admitir su existencia, o por lo menos la posibilidad de su existencia, no se podría ser verdadero Masón. Masonería sin G.: A.: D.: U.: no es lo mismo, o por lo menos sería otra cosa. Por supuesto no importa la concepción que se tenga sobre la naturaleza de nuestro Gran Símbolo puesto que nada se impone al respecto, pero por lo menos cada M.: debe tener una Idea o Aproximación de aquél. Esto, por cuanto la Figuración del G.: A.: D.: U.: está conectada con el Propósito Trascendente que anima la Obra de la Orden, siendo su Referente u orientador.
No estableceremos una definición de la palabra “Ateo” pero básicamente todos sabemos que el Ateo prescinde o niega de la Idea de un Ser Supremo o de un Dios, para diferenciarlo del Agnóstico que no se introduce ni teoriza en la problemática de Dios aunque no lo niegue eventualmente. Sólo nos interesa qué cabida pueden tener los Ateos o el Ateísmo en la Masonería.
El texto de las Constituciones de Anderson de 1723 es escueto pero contundente: “El Masón... si comprende debidamente el Arte, no será jamás un estúpido ateo, ni un libertino irreligioso”. La Noción o Creencia en un Ser o Idea Superior para el Masón aparece no sólo condición o como una necesidad “sine qua non”, sino como hasta natural para la comprensión del Mester Masónico. La práctica Masónica misma lleva por otro lado a la comprensión del G.: A.: D.: U.: o denota al H.: que la Masonería está animada por la propia Suposición del G.: A.: D.: U:. Y “si comprende debidamente el Arte” no puede el M.: desligarse de la Idea de un Ser Supremo y por eso forzosamente no se puede ser Ateo; no porque no se tenga el derecho de serlo, sino porque no se puede comprender el Arte Masónico sin la Idea del GADU. El Adjetivo “Stupid” (“Estúpido”) original inglés en las Constituciones no sólo se comprende en su sentido literal insultante de “Tonto, Idiota” sino en el sentido que tiene la palabra también de “Insensato”, y también de “Desagradable” o “Rechazable” (“Collins Cobuild English Dictionary”), y se quiso interpretar también como “Silvestre”, Indómito”. Pero de todos modos la expresión “Estúpido Ateo” denota la mala idea que se tiene por algunos estudiosos de ellos como presencia en la Masonería. Sobre este pasaje de las CConst.: de Anderson, Mackey ha explicado que los Masones comprenden lo peligroso de lo que llama “el dogma del Ateísmo” y lo han desvanecido, exigiéndole a cada candidato que declare su confianza en Dios. Otros autores en esta línea han rechazado y condenado al Ateísmo en la Ob.:, como Frau Abrines que lo considerado opuesto a la Masonería por negar verdades y creencias de la Ord.:, Rizzardo da Camino que afirma que bajo lo increíble de esa descreencia (que considera al Ateísmo) organízanse las corrientes de los ateístas, o Nessi que expresa que el Masón no puede ser ateo en forma alguna.
La posibilidad de admitir o no Ateos en el seno de la Orden fue históricamente y aún es a la Actualidad objeto de polémicas por cuanto siempre se venía admitiendo que en nuestra Augusta Inst.: “La primera condición es la Creencia en un Ser Superior”, pero esa frase comenzó a sentir fisuras en la discusión de su alcance, contenido e incluso vigencia. Recordemos los debates ya endémicos entre Sajones y Latinos que llevó a grandes rupturas como entre el Gran Oriente de Francia y la Gran Logia Unida de Inglaterra por 1877, o la problemática vivida por 1948 y 1950 entre la Gran Logia de la Masonería del Uruguay y la Gran Logia Unida de Inglaterra (hoy felizmente superada).
La Idea de que el Masón no puede ser Ateo impone no obstante muchas precisiones. En primer lugar, no puede negarse las corrientes Agnósticas, Racionalistas, Anticlericales (contra las religiones positivas) o incluso Ateístas dentro de la Orden que llegan a no observar incompatibilidad entre la condición de Masón y la condición de Ateo. Asimismo, la interpretación histórica que se dio posteriormente a la frase de Anderson citada fue recreando y dando otras aristas a la polémica de las relaciones entre el Ateísmo y la Masonería. En cierto particular, desde la óptica de la Libertad de Pensamiento o desde una concepción Tolerante, debemos recordar que la Masonería no segrega a nadie por sus opiniones, y renegar o no aceptar a los Ateos podría significar una contradicción con la Filosofía de la Tolerancia y respeto que nos jactamos de profesar. En nombre de la Libertad de Opinión debe respetarse tanto a los que creen en un Principio Superior como los que no. Los Ateos ocupan en la práctica un lugar en la Orden e incluso contribuyen con toda su Inteligencia y capacidad intelectual a ella. Y nos preguntamos: ¿Es incompatible o no el Ateísmo con la Filosofía Masónica? ¿Bajo qué condiciones?
Muchos han planteado el tema del Ateísmo en referencia a la negación de un Ser Espiritual con Personalidad. Pero ya sabemos que el G.: A.: D.: U.: en Masonería como concepto es mucho más amplio y que también puede abarcar la Idea de Orientador Filosófico o de Acción Moral.
Parece para algunos que en principio un Masón puede ser Ateo si lo desea. En cuanto su Creencia o Descreencia no colida con los TTrab.:, aporta y al no estar en contra está a favor de la Obediencia. Como dijera Castellanos, no hay inconveniente entre ser M.: y Ateo siempre que se precise que este Ateísmo no niegue el derecho a los demás a creer lo que les parezca y que se permita la Libertad de Creencias y Conciencias.
Recordamos en el Subcapítulo anterior que cuando se postuló a Sierra Partida como Ven.: Gr.: Maes.: de la Gran Logia de México alguien objetó su condición de Ateo recordando la famosa frase de Anderson de que un Masón no podía ser un estúpido ateo. Y Sierra Partida le replicó: “Sí es cierto, ¿pero qué tal un “Ateo Inteligente”?
A nuestro modo, un Masón no podría ser ni un estúpido ateo, ni un estúpido fanático religioso.
En realidad, un Masón no puede permitirse ser Estúpido, directa y simplemente. Un Masón siempre debe ser Inteligente, crea en lo que crea o no crea en lo que no crea.
Porque el Masón es ante todo un Buscador o un Investigador, que debe tener hasta suficiente Autocrítica para eventualmente tener que corregir sus Postulados. Ahora bien, digamos que si desea profundizar y comprender el Arte en Serio, parecería que tarde o temprano la Noción o Idea de Ateísta o de Negación de un Ser o Postulado Trascendente, podría quedarle a un M.: estrecha. Más que el Rechazo o Creencia en un Ser o Ideal Superior, creemos que a la Masonería le interesa que el H.: tenga una Actitud de Amplitud Mental para no conformarse con lo inmediato, y para que no descarte nunca la posibilidad aunque fuere hipotética, de que puede haber algún Orientador o Guiador, o algo más allá o más permanente a descubrir, se llame como pudiera llamarse. El Masón no tiene por qué creer en un Ser Superior con Personalidad, pero parece pensable que no puede negar Principios o Ideas Superiores de orientación Espiritual o Moral. Ateo o Creyente en Dios, el Masón no puede permitirse el lujo de encarar tales posturas como Dogmas o Postulados inamovibles sino como Hipótesis de Investigación, debiendo comprender que los requerimientos del Arte Real, esencialmente progresivo y dinámico, pueden implicar siempre la Redefinición de Conceptos. Pero determinada Elevación en el Camino del Conocimiento Masónico importa reconocer que sin un Orientador Espiritual o Moral, el Masón no puede continuar en su Investigación sin perjuicio que pueda incluso hasta redefinir o reapreciar qué significa para él tal Orientador. Si no sabe hacia dónde quiere el Masón ir y si no tiene un Propósito Trascendental, se perderá en un lodazal de especulaciones o insensateces.
Un Ateo a nuestro modo es una persona que carece de todo tipo de Orientador Moral o Espiritual, sea una Idea o una Personalidad, y sin esa Guía no podrá comprender realmente el Arte de la Masonería. El concepto de Ateo en Masonería sería en nuestra óptica diferente que el sentido profano referido a quien no cree en un Ser Supremo Espiritual o a quien descree en las Religiones o Verdades Oficiales. El Ateo sería así y supone la asunción lisa y llana de lo cotidiano como única verdad o realidad, privándose del Sabor y de la Ventura de creer que se puede intentar encontrar algo Más Allá. En la resignación a esas Sombras no podrá concebir ni apreciar la probabilidad de la Luz, un verdadero Lujo o Negación que no le permitirá captar qué es la Masonería.
Si un Masón, como dijera Cruz, cumple con todas las exigencias morales y espirituales y quiere llegar hacia una Gran Luz de Verdad, si está dispuesto a que la Masonería lo convierta internamente, jamás será un Ateo. El Masón puede no creer en Dios, pero no sería admisible que careciera de sentido Espiritual y de Espiritualidad. Para recordar una idea de Flores Colombino que nos parece muy apropiada, en la Masonería pueden convivir todos, tanto los que tengan Religión como los que no creen y los que crean en un Dios como quienes no lo creen, mientras sientan una Fe Masónica que es independiente a esos temas y no se modifica.
Y así llegamos a la siguiente Idea: El Masón, sea cual sea la postura que tome en relación al tema de Dios o del G.: A.: D.: U.:, no puede carecer de Orientación o Regulación Espiritual ni de Espiritualidad. Si no posee ese “Minimum” no tendrá la menor Idea de por qué está en la Orden, ni comprenderá ni será penetrado internamente los Secretos del Arte Real aunque pase muchos años. Desde ese punto de vista, si carece de Dimensión o de Referencia Espiritual a nuestro entender será “Ateo” y así será también “Estúpido” porque sólo perderá el tiempo en nuestra Institución. Esto, tanto en el Grado 1o. como en los GGr.: que vengan, todos consagrados “A L.: G.: D.: G.: A.: D.: U.:”.
Sin una noción u orientación de lo Divino o Trascendente, no se puede asumir una Filosofía orientada y referida hacia lo Divino o Trascendente. Por eso un Ateo, en el sentido de negador de todo propósito Espiritual o Superior, no tendrá cabida en la Masonería no por precepto o requerimiento institucional, sino porque la Masonería a la larga o a la corta le resultará algo insípido que no le reportará nada con la pérdida inútil de esfuerzos y de tiempo para su parte. No concebimos como Ateo a quien crea en Algo o tenga un Sostén de su Actividad, sea la Realidad, la Naturaleza, el Destino Humano, El mismo o cualquier otra Idea orientadora de Sentido Elevado; donde ponga su Corazón allá estará su G.: A.: D.: U.: o Dios. Lo que le reclama la Orden, tanto a él como a todo Masón Creyente o No Creyente, es ser Inteligente y Atreverse a Abrir su Capacidad de Comprensión hacia eventuales Realidades Superiores y hacia Altos Valores, que esté en Consonancia, Coherencia o Relación Directa entre quién es y qué lo anima, que mejor potencie y disfrute guiado por un Sentido de Orden el Milagro de Vivir. Creemos que va por allí el Secreto y el Sabor de nuestro Ministerio Sacerdotal en su Concepto más Noble, hasta con prescindencia o independientemente de la polémica entre Ateísmo y Masonería.
R:.H:. NANCY LOPEZ ARTAVIA