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Bajo la dirección del Maestro de Ceremonias

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Este trabajo destaca la importancia de la labor del Maestro de Ceremonias en el desarrollo y lucimiento de las tenidas. El artículo tiene una particular visión del simbolismo de su accionar,  y está tomado de las publicaciones de una logia que trabaja según el Rito Escocés Primitivo.


El Maestro de Ceremonias dirige la ceremonia velando por su buen desarrollo y canalizando la entrada de la logia y manteniendo el buen orden. Decorado con un sotuer con la representación una vara en su centro, es nombrado cada año masónico por el Venerable Maestro.


Como Hermes y Moisés lleva el bastón de mando o báculo. Ese bastón representa el eje del mundo que sostiene el cielo, descansando a la vez sobre la tierra, pero también el eje que liga lo celeste y lo terrestre. Representa la autoridad material y espiritual, la maestría de las energías celestes y terrestres. Es el tratado de unión entre esas dos fuerzas como objeto que permute realizar los milagros del cielo sobre la tierra porque toca el cielo por una punta y la tierra por la otra.


Es como otro poderoso símbolo de la Vida y la verticalidad, el Árbol que pone en comunicación los tres niveles del cosmos, el subterráneo a través de las raíces, la superficie a través de su tronco y las alturas a través de las ramas, la vara establece una relación entre a tierra y el cielo  pero a través del Hombre.


La sostiene firmemente con la mano izquierda y sus golpes se sincronizan de forma natural a cada tercer paso.


El Maestro de Ceremonias en marcha nos recuerda que, al igual que un peregrino sobre el camino de Santiago de Compostela  si no se avanza no se alcanza el objetivo.


La F/M/ necesita ser animada por el pensamiento y el sentimiento de su búsqueda de luz para ponerse efectivamente en movimiento. Y aquí se quiere decir ponerse en movimiento interior, efectuar el peregrinaje de la atención para dejar de lado pensamientos y emociones ordinarias, sino procurar acercarse lo más posible a su Ser y al de sus hermanos, pues el Maestro de Ceremonias, que es en efecto el Maestro del Ritual, tiene un rol de la mayor importancia en  el buen funcionamiento de la logia, tanto en el plano material como en el espiritual.


.Es quien acerca los dos planos para permitir a los HH pasar con cierta facilidad de uno al otro.


El Maestro de Ceremonias es siempre asistido por el Hermano Terrible, que conserva la espada desenvainada, y conocedor del orden universal, recoge la energía necesaria para la defensa de la armonía y la fraternidad.


Es quien vela para que la logia esté preparada para las ceremonias especiales y también para las tenidas regulares


Introduce a los oficiales y a los HH durante las entradas rituales e interviene cada vez que lo exige un orden superior.


Conoce el orden cósmico o su representación geográfica sobre la tierra, proyectada en el interior del Templo, regla los desplazamientos en el cuerpo de la logia mirando por la predominancia del orden universal.


Es la viva representación de las leyes divinas y el garante del orden masónico. Está libre de pulsiones emocionales, libre de sus ideas, libre de su cuerpo, para ejecutar con conciencia los gestos justos que corresponden a la armonía eterna y que están codificados en el ritual.


Con sus desplazamientos en logia, el Maestro de Ceremonia es consciente de sus pies y del suelo, del movimiento de sus piernas concreta y simbólicamente. Se vuelve consciente de la energía que circula por su cuerpo y del ser que lo habita.


El Maestro de Ceremonias es el símbolo del orden cósmico y masónico que respeta e ilustra con sus manifestaciones y desplazamientos en el seno de la logia.


El Maestro de Ceremonias asiste al Venerable para que el descenso de la luz respete tal orden.


Al igual que un ciego golpea delante suyo con su bastón, el Maestro de Ceremonias lo hace cuando avanza dentro de la logia. Es un guía que sabe que está ciego y para avanzar hacia la luz necesita más que sus dos piernas, un tercer soporte, su bastón.


Así es que no solo los dos Vigilantes son quienes ayudan al Venerable a abrir la logia, sino además  el Maestro de Ceremonias y el H. Terrible . No se trata simplemente de abrir el templo en que se han reunido los HH, sino mas bien de abrir el espíritu y “reunir lo que está disperso” para componer una unidad.


Así, abrir la logia es proceder a nuestra apertura de espíritu. El ritual tiene por finalidad armonizar las fuerzas del interior con las del exterior. El recinto, una vez cerrado se convierte en un lugar consagrado.


Cada hermano deviene en actor, un actor que vive intensamente su rol. Rodeado por el misterio; esa actitud opera sobre la naturaleza misma del individuo en su sentido secreto.


Ahora, en el pórtico, el Maestro de Ceremonias invita al silencio antes de “ el abandono de los metales”.


Respecto al simbolismo de los metales: es muy evidente que por metales estamos hablando de eso que nos ata al mundo material como las pasiones que intentan dominarnos sin cesar, es decir las cosas fútiles, negativas o no permanentes. Y aquí, en la logia y en nuestros corazones son absolutamente innecesarias.


Luego de un instante de silencio, con un golpe de bastón en el suelo, el Maestro de ceremonias invita a los hermanos a seguirle. El golpe de bastón hace caer a los hermanos en otra atmósfera a fin de beneficiar la acción que va a desarrollarse. La música predispone al espíritu a la contemplación de las cosas divinas.


Al penetrar en el templo, solo se percibe una pequeña luz y será necesario avanzar para que esa pequeña llama produzca una iluminación total. La circulación por el templo debe ser en un sentido determinado. Los HH están obligados a ser conducidos a fin de no equivocar la vía, y que el miedo a una sendero equivocado los aleje.


El sentido se elige considerando que el H. contempla el Oriente, pues venera y busca la luz, el sol naciente. En efecto, el tiempo profano ya no cuenta. Tenemos un simbolismo solar con la evocación de la hora que la orientación del templo, la disposición de los HH, la posición de las columnas testimonian como tomados de la observación del sol.


Hay que notar ante todo que la puerta del templo esta en occidente, pues el masón viene de las tinieblas del mundo profano para llegar a Oriente en busca de luz.


Al oriente se situaba el paraíso terrenal. Pero antes de entrar se debe pasar por entre las dos columnas.
No debe olvidar que la atmosfera de una logia se crea a partir de actos rituales,  y de objetos simbólicos dispuestos según un orden bien determinado. Después viene el turno de los Comp. que se sientan sobre la columna del mediodía y de cara a los Aprendices. Se mezclan entre los Maestros y se separan de los Aprendices.


Por fin llega el turno de los MM, el H. Secretario, el H. Orador. Los HH Vigilantes y por último el Venerable Maestro.


El pórtico estará convenientemente iluminado con una bujía. El Maestro de Ceremonias acompaña a los HH en sus desplazamientos, igual que a los HH visitantes, desde la columna hasta el Oriente.


En el seno de la logia es el único en circular y nadie se desplaza sin ser acompañado por él. Lleva los mensajes del H. Secretario al Venerable, encendiendo las luces ante el anuncio hecho cada vez por las tres luces de la logia, el Venerable y los dos Vigilantes.


Al Occidente, y a los lados de la puerta de la logia, se hallan las columnas con las letras B y J y cada Vigilante se sitúa detrás de una de ellas.


Los candelabros siempre asociados al ternario Sol, Luna, Venerable Maestro. La luz artificial congela las cosas, las bujías las anima. A la luz de las bujías, todo cobra vida.


El yo interior sondea todo y se abre a la integralidad del arco iris real. Analiza todos los colores para no ver más que del negro más oscuro al blanco más puro. Supone ante todo una ampliación de la mirada: Se focaliza sobre la bóveda celeste pero manteniendo los pies en tierra.


La bujía es un símbolo poderoso; lleva el fuego, la energía, puesto que la llama que va creciendo es símbolo de la elevación espiritual (vista desde siempre como símbolo del alma, de la purificación.


El taller se va aclarando progresivamente hasta alcanzar la plena iluminación) después de la tercera luz.


Ahora se enciende el Delta. Después de cruzarse, los dos Vigilantes suben hacia Oriente en busca de la luz. Los dos HH. Vigg. esclarecen el Oriente como reflejo de la luz que el Venerable Maestro derrama sobre cada uno de los HH. Así en la logia las individualidades se van desvaneciendo a medida que el templo se erige poco a poco.


Al Oriente brilla la estrella flamígera que en su centro tiene la letra G, muy iluminada. Este es el momento más fuerte del ritual donde cada uno realiza interiormente el Conocimiento hasta su grado más alto.


Ahora pueden comenzar los trabajos.


Llega el cierre de esos trabajos. El Maestro de Ceremonias y el H. Terrible circulan a la vez con el Saco de las Proposiciones y además para recibir el óbolo en el “Tronco de la Viuda”. Por fin se ubican delante de cada luz de orden para extinguirlas al comando del Venerable Maestro. El Cuadro de Logia es recogido y recubierto.
El Venerable Maestro abandona su sitial seguido por todos los HH;  A la salida el Maestro de Ceremonias y el H. Terrible se ubican cara cara por última vez.


Sobre el pórtico, el Maestro de Ceremonias da un golpe de su bastón sobre el suelo: “ Mis hermanos, un instante de silencio antes de recuperar los metales”… Es el momento en que se debería recordar lo que se ha trabajado en la tenida y conservar lo esencial para renovar nuestra mirada sobre el mundo y su abanico de posibilidades.


Con un último golpe de bastón, estamos en el pórtico, la tenida ha terminado.


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