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Una sociedad no tan secreta...

Espada. Otro de los objetos usados durante el rito.


Minutos antes de las nueve de la noche, en el patio del Antiguo Instituto se escuchaba el sonido medieval de una zanfona y el canto de una mujer, en una pieza que lo mismo podía ser un son fúnebre o una nana. Acudíamos a una Tenida Blanca Abierta de la Logia Rosario de Acuña (Gijòn, España) y por alguna extraña analogía relacionamos aquel son conmovedor, de una arcana magia, con la reunión del taller simbólico gijonés o tal vez con una actividad paralela del Simposio Internacional de Historia de la Masonería Española, en el que se iba a celebrar.



En ocasiones la imaginación o la memoria contaminadas por los mitos del imaginario colectivo nos llevan a esta clase de espejismos. Nada más lejos de la realidad. Simplemente coincidía en el mismo espacio la clausura de la exposición del grupo de Folklore Azabache con las sesiones del congreso en el salón de actos del CCAI. ¿Cuántos mitos, figuraciones y prejuicios permanecen en nuestro imaginario acerca de los masones? Pocas sociedades secretas han generado tanto ruido, mala prensa, libelos, mistificaciones y disparates como los llamados Hijos de la Viuda.


Cuando, una vez dentro de la sala, un miembro de la Logia, el Maestro de Ceremonias, nos advirtió de que deberíamos esperar fuera unos minutos hasta que todo estuviese montado, la locomotora de la imaginación volvió a ponerse en marcha y fabulamos con todo tipo de misteriosos preparativos para la ceremonia. Otro chasco. En realidad los hermanos del taller que lleva el nombre de la escritora afincada en Gijón hasta su muerte en 1923 simplemente intentaban colocar en su sitio el mobiliario y elementos rituales traídos desde su local en el barrio de La Calzada hasta este salón de actos para que la reunión se pudiese realizar con un mínimo de visualización para el profano de lo que es el templo (el lugar de reunión) real de una logia.

Tenida es el nombre simbólico de las reuniones de una logia. Son las que mantienen habitualmente, con regularidad y a las que sólo acceden a los masones iniciados. Las tenidas blancas cerradas son aquellas en las que un profano es admitido en un templo con el motivo de impartir una charla o un encuentro con los miembros del taller. Una Tenida Blanca Abierta es una reunión de la logia a la que pueden asistir tanto sus miembros como personas que no pertenecen a ninguna Obediencia de la Orden. Éste era el caso de la que ofrecía la Logia Rosario de Acuña, entre las actividades del XIV Simposio de Historia de la Masonería, dedicado en esta ocasión las hermandades hispano-lusas y americanas bajo el título: 'De los absolutismos a las democracias (1815-2015)'.


El Maestro de Ceremonias dio los preceptivos golpes de bastón y masones y profanos nos fuimos acomodando por las butacas de la sala. En la palestra, Patricia Velázquez, la Venerable Maestra de la Logia Rosario de Acuña, presidía la reunión, acompañada del Primer y Segundo Vigilantes, todos en pie. En el centro, el ara o altar, un arca de madera labrada con símbolos masónicos y otros tomados de la cultura tradicional, sobre ella la escuadra y el compás. Detrás el estandarte del taller gijonés y el emblema del Gran Oriente de Francia, al que está adscrita esta logia, con las letras B y J (que en un templo real estarían colocadas sobre las dos columnas de entrada) y que constituyen uno de los símbolos fundamentales de la Masonería. Son las letras que coronaban el templo de Salomón y que luego harían suyas los Templarios en el acceso a los recintos de su orden. Representan el lugar en el que se sitúan los iniciados en las tenidas y dentro de la propia logia: Jaquin o Jakim y Boaz es el nombre que se les da, rememorando el que les dio Hiram, el arquitecto del templo del rey Salomón.


La Venerable abre la tenida con su mallete (maza de madera), saludando a «hermanos y hermanas, señoras y señores». Tras unas palabras de agradecimiento a los organizadores del congreso le da paso a Ricardo Fernández, miembro de la Logia y actual concejal socialista en el Ayuntamiento de Oviedo, que será el encargado de hablar en nombre de su taller sobre los trabajos realizados por esta agrupación desde su fundación en 2004.


En su intervención, Fernández , hace un repaso sobre la historia de la masonería asturiana desde la constitución en 1850 de la primer logia -Los Amigos de la Naturaleza y la Humanidad- hasta la práctica desaparición de los talleres en nuestra comunidad con la caída del frente republicano en octubre de 1937. Con la llegada de la democracia se vuelven a abrir nuevas logias en Asturias. La Rosario de Acuña comienza sus trabajos en 2004, bajo los auspicios del Gran Oriente de Francia (GODF).


Lejos de los misterios y los esoterismos, el taller que lleva el nombre de Rosario Acuña se ocupa hoy de proyectarse hacia la sociedad civil con debates muy cercanos a la realidad: el derecho la eutanasia, la violencia de género, el respeto a las distintas opciones de sexualidad, el laicismo o la inmigración. En su intervención, Ricardo Fernández, tuvo un recuerdo emocionado hacia lo simbólico del lugar en el que se celebraba la tenida: en ese salón de actos se celebraron los Consejos de Guerra sumarísimos en los que fueron juzgados y muchos de ellos condenados a muerte, cientos de republicanos, entre los que habría más de un masón.


El tiempo apremiaba -el del horario de los centros públicos- y tras la charla de Fernández y el debate que se estableció con el público, la Maestra Venerable golpeó nuevamente con su mallete y pronunció las palabras rituales con las que se concluye una tenida: «Nuestros trabajos han terminado».


 

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