(*)M:.R:.H:. Arturo Rivera del Pielago,
Past Gran Maestro
Gran Logia del Peru.
E VARIETUR, Parte Final
Cabe anotar que para entonces, el Oficial escogido debía dominar a la perfección el uso de las liturgias. Si bien el cargo era de carácter oficial para el hermano, usualmente era desempeñado pro-tempore por los MM:. recién exaltados como una prueba de confianza en su capacidad. A la vez, los nuevos oficiales desempeñaban cargos de Dignatarios, como un ensayo y prueba de un futuro casi inminente.
No había prisas, lo único claro era que cada MM:. debía ejercer “oficialmente”cada uno de los puestos del Taller, desde Diácono o Experto, (Primero y Segundo), Maestro de Ceremonias, Tesorero, Secretario, Segundo y Primer Vigilante, en ese estricto orden. Luego de ejercer el cargo de Primer Vigilante y, de no mediar dificultad alguna, el H:. estaba listo para ser ungido como V:.M:. de su Taller.
Siete años y más eran de rigurosa necesidad para que un MM:., con plena garantía de capacidad y con una convicción masónica a prueba de cualquier devaneo profano, se encuentre en condiciones de ser elegido para conducir los destinos de progreso y fraternidad de nuestras amadas canteras.
El modernismo, patrón de prisas y de resúmenes, afectó mortalmente la preservación de muchos de nuestros Usos y Costumbres, los que hoy, ni se practican ni se conocen y son referidos solo por su nombre.
Tal vez, como un respeto a su recuerdo o, como una invitación a la necesidad de regresar a su eficaz practica, los Oficiales y Dignatarios, durante la asunción de sus altos cargos pronuncian un juramento de fidelidad en el que incluyen respetar y hacer respetar, entre otras leyes, los Usos y Costumbres y los Cargos y Regulaciones de la Francmasonería Universal, juramento que lamentablemente y al igual que otros, hoy, son respetados en la medida de la conveniencia de sus prestatarios.
En muchos países, como Norte América y gran parte de Europa, muchas Logias regresaron al viejo sistema de memorizar los rituales, es común por tanto observar que su fortaleza y desarrollo son sinónimos de la más pura masonería, aquella que lejos de los sobresaltos y caprichos de los desconsiderados, marcha orgullosa en medio de adelantos y modernismos, pero guardando para sí la más elemental e invariable de la practica institucional, es decir, el respeto entre HH:., la fidelidad a nuestra Augusta Orden y la más sincera fraternidad entre sus miembros.
Sin embargo hay quienes, presos del progreso, dejando de lado las viejas costumbres y el real sentido masónico, imprimieron sus liturgias, olvidaron las tradiciones y montaron la masonería en los rieles de la vanidad y la conveniencia. Sin embargo muchos de ellos reaccionaron favorablemente cuando notaron el peligroso resultado de esas decisiones.
Con valentía y verdadero amor por nuestra Augusta Orden, optaron por regresar a la practica de aquellos Usos y Costumbres que hoy escriben con la más grande de las mayúsculas, quiero decir, con el más gentil y reconocido agradecimiento por los resultados, cuyo sutil efecto apartó a quienes solo buscaban figuración y éxitos efímeros, los que lograban fingiendo, mintiendo, calumniando y desprestigiando a quienes en su absurdo criterio, eran enemigos de sus pretensiones.
Cuan familiar resulta esto ultimo en nuestros días, cuan común es ver como los puestos en las Logias se convierten en mercadería ofrecida al mejor postor, y como los más altos y honorables cargos son profanados por la vanidad y la ostentación, vicios de hombres absurdos que luego de obtener sus pírricos triunfos, se marchan a la medianoche después de causar irremediable daño a la Logia.
Encogerse de hombros ante esta realidad, no ha sido la mejor postura, tal vez convenga auto analizar nuestro presente y hacer un somero diagnóstico del futuro.
No nos gustará el resultado, es preciso entonces tomar partido en la solución de estos álgidos problemas, incrementados por la irresponsabilidad de una mayoría, generalmente pasiva, cuando no indiferente.
Es tiempo de líderes de amor y de héroes sin guerras, tal vez alguien se atreva a iniciar la revolución de la sencillez, o a protestar en defensa de nuestra supervivencia, si así fuere, se habrá dado un descomunal y gratificante paso de retorno a nuestras antiguas costumbres, cuyo mágico efecto será, el seguir educando a los ciudadanos del mundo, el seguir formando mejores padres, mejores hijos, mejores esposos y mejores masones, los que de seguro, volverán a elevar sus obras A L:.G:.D:.G:.A:.D:.U:.
No es necesario esconder nuestras liturgias, ni rescatar al H:. Guarda Tesoros, tal vez tampoco sea necesario torturar las mentes de nuestros HH:. forzándolos a memorizar nuestras liturgias, simple y decididamente, será necesario explicar y debatir, palabra por palabra, cada una de las páginas de nuestros rituales, solo así podremos difundir el mensaje que la masonería patrocina, solo así podremos asegurarnos que los oyentes muestren interés en su causa, tal vez algunos decidan no continuar en sus Logias, pero por cada voluntaria deserción, tendremos la felicidad de contar con verdaderos proyectos amables y conspicuos que nos garantizaran un futuro en paz y perfecta armonía con nuestros sencillos predicados.
Que así sea, que este sincero mensaje pueda abrir las puertas de la esperanza para dejar entrar en nuestros corazones el tibio e inofensivo calor de la fe en nuestros HH:. y el amor y conservación de nuestras amadas Madres Logias.